El único horno crematorio de Bilbao le vence su licencia administrativa el próximo día 4 de febrero
El único horno crematorio de Bilbao, situado en la Plaza del Gas, pasará un examen importante el próximo 4 de febrero. Ese día perderá su vigencia la licencia administrativa otorgada por el Gobierno vasco a menos que sea renovada. En 2011, los responsables de Medio Ambiente concedieron a Funeraria Bilbaína una autorización de tres años en lugar de ocho, lo habitual en este tipo de instalaciones.
Era la primera vez que se tomaba esta medida en Euskadi y llegaba precedida de una fuerte polémica vecinal y una cascada de procesos judiciales, que en su mayoría se saldaron con derrotas para el Ayuntamiento.
El Gobierno vasco, siguiendo un procedimiento reglado, otorgó el permiso con una serie de condiciones para controlar el impacto medioambiental del crematorio. Requisitos sobre temperatura, condiciones de oxigenación y retención de gases y aparatos que midan el nivel de emisiones. También colocó en las inmediaciones una unidad móvil de vigilancia de la calidad del aire. Ahora la empresa puede optar a renovar el permiso y el Ejecutivo, a su vez, tiene la posibilidad de incrementar sus exigencias en materia medioambiental.
«Un punto de inflexión»
Ninguna de las dos partes, consultadas por este periódico El Correo, se pronunciaron sobre el futuro de la licencia. La fecha del 4 de febrero, sin embargo, no ha pasado desapercibida para los vecinos de Uribarri. Ese mismo día está prevista una comparecencia parlamentaria de la consejera de Medio Ambiente y Política Territorial, Ana Oregi, y una delegación de la comisión contra el crematorio se va a desplazar a la Cámara.
También piensan sacar su protesta «a la calle». Creen que es una buena oportunidad para reavivar el debate sobre una instalación «que no puede estar en un medio urbano. Las cosas se han hecho mal», dice Javier San Martín. «El Gobierno vasco le concedió una calificación de nivel B, como de segunda división, y al estar a menos de 500 metros de las viviendas debe pasar al nivel A, con otros límites». Los vecinos piden que no se renueve la licencia o al menos se endurezcan las medidas de control «con mediciones continuas».