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Actualizado: 27/03/2024
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¿Es el crimen perfecto el que está sin resolver?

¿Es el crimen perfecto el que está sin resolver?

Vía: Autora: Conxa Rodríguez / El Mundo

«Si Jack el destripador operara hoy en día, seguramente, ya lo hubiesen identificado porque la incorporación de las pruebas ADN han contribuido a resolver muchos casos», cuenta Lucy Shanaham, comisaria de la exposición Forensics: The anatomy of Crime (Ciencia forense: la anatomía del crimen), que se presenta en la Wellcome Collection de Londres hasta el 21 de junio del 2015. La muestra artístico-científica abre (sin cerrar) el interrogante sobre la irrevocabilidad de la Justicia.

La historia, la ciencia y el arte de la medicina forense se entrelazan en el recorrido por cinco temas, cada cual más intrigante: El escenario del crimen, la morgue, el laboratorio, la investigación y el juzgado. Cinco espacios que combinan pruebas y casos reales con obras de arte y objetos de todo tipo, desde la mesa de porcelana para analizar un cadáver hasta un cerebro en formol dañado por una bala, un hígado afectado por una cuchillada o un texto literario de Charles Dickens. En el aspecto más creativo, la artista mexicana Teresa Margolles ha colocado las baldosas del suelo en el que cayó muerto su amigo, el artista Luis Miguel Suro.

«En el siglo XIX de una gota de sangre deducían la altura de la que había caído o conclusiones de este tipo; a día de hoy, con una gota de sangre se obtiene mucha información, especialmente, sobre el posible ejecutor del crimen, pero hay que analizar siempre las pruebas en su totalidad», explica la comisaria que lleva dos años preparando la exposición con la cual la Wellcome Collection, perteneciente a la multinacional farmacéutica, inaugura su reformado espacio de exposiciones y su apacible e ilustradora sala de lectura.

Una mosca, el insecto que acude al olor de muerto y que hurga en heridas y cadáveres dejando larvas que sirven a su vez de pruebas forenses, es el logotipo de la exposición que cuenta con documentación original, fotografías, secuencias de películas, herramientas forenses y objetos como la cámara de fotografiar que utilizó la policía de Londres para fotografiar a la última víctima de Jack el destripador, llamado «El monstruo del east end» en la prensa del siglo XIX expuesta en la exhibición.

La primera parte de la exposición, «El escenario del crimen», analiza el lugar como la fuente de las pruebas y las técnicas utilizadas hasta hoy para obtenerlas así como el efecto psicológico en la memoria individual y/o colectiva de un espacio lúgubre o maldito. A continuación, los espacios titulados «La morgue» y «El laboratorio» se adentran en la historia de la patología y el estudio de las pruebas, desde la China del siglo XIII hasta las autopsias hechas con 3D.

«La investigación» cuenta con obras de arte como la encargada a la artista Sejla Kameric (Sarajevo, 1976), que ha instalado un frigorífico de morgue con una base de datos en el interior relativos al genocidio de Bosnia. El genocidio de Ruanda o los desaparecidos de Chile en el golpe de Estado de 1973 son otros de los casos tratados. «El juzgado» presenta desde episodios de Sherlock Holmes hasta escenas de legendarias películas de Hollywood en una narración entorno a cómo se presentan las pruebas inculpatorias ante un jurado y/o un juez.

Tres fotografías de la serie «Los inocentes», de la artista americana Taryn Simon, concluyen el recorrido por la ciencia forense y el crimen. «Los inocentes» son 300 personas declaradas inocentes en EEUU tras haber cumplido una pena de prisión y haber sido juzgadas, erróneamente, culpables. Taryn los ha fotografiado individualmente en un lugar vinculado al crimen que no cometieron aunque por el que estuvieron encarcelados durante años.

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