Morir en Palma tiene un coste medio para la familia del difunto de 2.300 euros, con pocas diferencias económicas entre la inhumación y la incineración, según los datos que maneja la Empresa Funeraria Municipal (EFM).
A esta cantidad habría que sumar, en el caso de la inhumación, el coste del nicho, de 1.500 euros de media, o bien el alquiler del mismo por 450 euros durante un periodo de 5 años.
Los precios que ofrece EFM están «ajustados», de hecho, en Barcelona o Girona, el coste asciende de media a 5.000 euros ya que no existe una empresa pública municipal que preste este servicio.
La tendencia en Palma es que el 50 % de las alrededor de 4.000 personas que mueren al año sean incineradas y el otro 50 % enterradas en alguno de los tres cementerios municipales, dos opciones cuyo reparto a medias apenas ha variado en los últimos años.
En Palma existe un equilibro en esta decisión frente a otras comunidades autónomas, como el País Vasco, donde la incineración gana terreno y ya alcanza al 65 % de los casos.
Desde el año 1996, el sector funerario está liberalizado y en Mallorca existen 26 empresas funerarias, de las que EFM es la única pública. En la actualidad, la empresa municipal gestiona el 75 % de los servicios funerarios, ha concretado.
La actual tasa de morosidad -las familias que no pagan las cuotas anuales para los gastos comunes de los cementerios- se sitúa en el 17 %. Muchos de estos casos se deben a que, con el paso de los años, «ni se sabe» donde está la familia.