Todos estos servicios, según precisa la Asociación Nacional de Servicios Funerarios Panasef, se deben organizar y poner en marcha en un espacio muy corto de tiempo que suele concentrarse entre 24 y 48 horas. «Cuando se produce un fallecimiento, el familiar directo se ve desbordado por un cúmulo de decisiones que tomar, y todo ello bajo un fuerte shock emocional.
Tiene que abordar muchas tareas en muy corto espacio de tiempo y es aquí donde aparece la figura del profesional funerario, que le tiene que informar, asesorar y encargarse de solucionarle todo lo necesario para que se pueda centrar en lo realmente importante: despedir a su ser querido», subraya el presidente de Panasef, Juan Vicente Sánchez-Araña.
Un total de 9.500 profesionales trabajan en las 1.700 empresas funerarias que hay en España y que funcionan las 24 horas, los 365 días del año, para proporcionar hasta 25 servicios diferentes –de tipo jurídico y administrativo, social, funcional y emocional– a los familiares de los fallecidos para que estos puedan «centrarse en despedir a su ser querido».
Entre los servicios destacan los administrativos y jurídicos: Realizar autopsia si lo determina el juez, comunicación al registro civil, donación de órganos, certificado médico de defunción, tasas municipales, permisos de Sanidad, autorización de traslado y coordinación con la aseguradora.
También surgen necesidades sociales: Elegir y contratar el velatorio para recibir a los amigos y familiares y velar al difunto, contratación de la esquela para comunicar el fallecimiento y los actos, organización de la ceremonia religiosa o civil, catering para los familiares y allegados y música para la ceremonia.
Además, las funerarias prestan otros servicios funcionales como la elección del ataúd, traslados del domicilio al cementerio o tanatorio, trabajos de tanatopraxia o tanatoestética, incineración o inhumación y, en su caso, elección de urna para guardar las cenizas o gestiones con el cementerio para la elección o la apertura del nicho, sepultura o panteón familiar.
Asimismo, los trabajadores ayudan a los familiares en la elección de las flores para la decoración del tanatorio, la capilla o la tumba, lápidas, el libro de recordatorios y productos para recordar al difunto. Además, les prestan asistencia psicológica.