Funsegur
Actualizado: 25/04/2024
Gesmemori
InicioArtículosRecuperación de la memoria funeraria

Recuperación de la memoria funeraria

Recuperación de la memoria funeraria

Vía: Autor: Víctor Guerra

Los cementerios han formado parte de nuestra historia desde el siglo XVIII en adelante, aunque el gran apogeo de éstos lo podemos situar en el plano de su desarrollo y modernización, y con una total plasmación de los gustos estéticos funerarios, a lo largo de todo el siglo XIX.

No hay nada más que pasear, en nuestro caso por nuestras necrópolis funerarias y ver las fechas de la construcción de los cementerios, o datar los innumerable panteones, bellos y monumentales, que jalonan toda nuestra geografía funeraria asturiana.

Ese quehacer y preocupación frente a la muerte y su exteriorización por parte de las elites de poder y económicas hizo que muchas de esas edificaciones estuvieran firmadas por arquitectos, escultores o marmolistas de prestigio. Aún quedan bellos rincones que recogen ese denso mundo simbólico funerario, lo cual podemos rastrear en Cementerio como San Salvador de Oviedo, La Carriona de Avilés, y algún pequeño rincón en el Sucu de Gijón, o en el cementerio de Colombres? etc.

Luego vino el siglo XX, y fueron tiempos oscuros para los campos funerario con las dictaduras y sus abencerraje, y el eterno deseo de exterminar las diversas simbólicas presentes en los campos funerarios; sin dejar de mencionar la irrupción de un modernismo a veces un tanto ramplón que ha ido desarrollándose a lo largo del siglo XX terminando por implantar un efecto «formica» homogeneizante a más no poder en el seno de la mayoría de nuestros cementerios.

Lo cierto es que en cada municipio asturiano encontramos cementerios, herederos de ese quehacer y entender estético y económico frente a la muerte, pero el cambio de los gustos estéticos, el alejamiento de la muerte como factor cotidiano, la especulación de espacio, la escasa dotación económica frente a la vacuidad que supone la muerte ha hecho que muchas de nuestras quintanas mortuorias hayan ido sufriendo quiebros y quebrantos de todo tipo y naturaleza, la mayor parte en función de la nueva expresión societaria de los adosados funerarios, o sea de los omnipresentes cuarteles de nichos y más nichos.

Lo cual ha influido en un cambio drástico en el conjunto urbanístico de muchas de nuestras necrópolis, cuyos campos espaciales han sido alterados para dejar paso a la «modernidad» de los nichos; a veces las resoluciones espaciales han resultado un acierto y en otras un total desmadre urbanístico funerario, sin olvidar que en variadas ocasiones se ha llevado por delante o bien enterramientos de cierta notabilidad, u otros alejados de la grandiosidad monumental y arquitectónica; pero también de vital importancia para entender el mundo funerario y su evolución y desarrollo..

Este año, como acciones para no seguir perdiendo parte de ese patrimonio mortuorio, o que este siguiera siendo pasto de destrucciones o de saqueos, se ha actuado sobre el Panteón de Concha Heres de Grado, que debería conforma un hito arquitectónico de primer orden en esta Asturias nuestra, y tras no pocas vueltas y denuncias ha terminado por actuar el Servicio de Patrimonio del Principado de Asturias, para que al menos las puertas del panteón fueran clausuradas, y el saqueo no fuera algo tan cotidiano que se ha llevado por delante buena parte de los bienes del sepulcro de Doña Concha Heres.

También se ha actuado sobre la posible destrucción, de un conjunto de viejos nichos, con significativas lápidas en el Cementerio de Lastres, pues también las sencillas lápidas de hierro fundido o de pizarra son la expresión de como el pueblo llano entiende y expresa su dolor y recuerdo frente al mundo que le rodea y sus finados.

Nos queda entre otras muchas cosas pendientes: el Cementerio musulmán de Barcia, o enaltecer la tumba evangélica de Numa Gilhou de Baiña, que son ya patrimonio público, y como encargo para un futuro está el poder abrir un debate sobre cómo actuar y construir con la gran necrópolis gijonesa el futuro y deseado Jardín de la Memoria que quede enmarcado en el entorno del Parque de Los Pericones.

La geografía funeraria asturiana es diversa, plural y muy rica en vestigios funerarios antiguos tanto provenientes de sus élites como de su pueblo llano, y con cuyos elementos se puede descifrar buena parte de la sociología del pueblo astur, en nuestra mano está conservar ese patrimonio y esa memoria.

 

Compartir:
Valorar este artículo