En un intento por modernizar y mejorar el sistema de transporte funerario en Cuba, el ministro de Transporte, Eduardo Rodríguez Dávila, ha anunciado un innovador proyecto que se está llevando a cabo en La Habana: el ensamblaje de vehículos eléctricos para servicios funerarios. Este esfuerzo, que cuenta con la participación de la Unión de Industrias Militares (UIM), busca hacer frente a las dificultades logísticas que enfrenta el transporte público en la isla.
El anuncio, hecho a través de una publicación en el perfil de Facebook del ministro, se produce en un momento crítico para la capital cubana. La Habana, conocida por sus calles llenas de historia, ahora enfrenta un deterioro generalizado en sus servicios de transporte. Aunque oficialmente operan 129 rutas urbanas, muchas funcionan de manera simbólica o han desaparecido, lo que ha dejado a la población en una situación complicada.
El ministro no especificó cuántos vehículos eléctricos se ensamblarán ni cuándo estarán operativos, pero la iniciativa refleja un intento de abordar una crisis que ha visto a los servicios funerarios en una situación precaria durante años. Las historias de dificultades para enterrar a los muertos han sido comunes, y este proyecto podría ofrecer una solución parcial a este problema de larga data.
En paralelo a este esfuerzo, la Empresa Provincial de Transporte ha logrado reactivar más de 40 ómnibus gracias a recursos del Fondo para el Desarrollo del Transporte Público. Sin embargo, la cobertura sigue siendo insuficiente para satisfacer las necesidades de la población. Además, se han rehabilitado 15 ómnibus ISUZU mediante la reutilización de piezas de vehículos en desuso, una práctica común en Cuba debido a la escasez de repuestos.
El panorama del transporte en la capital cubana es complejo, con la pérdida de inspectores en las paradas y el deterioro de las principales vías urbanas, lo que añade otra capa de desafíos al ya complicado sistema de transporte. El ministro también destacó los esfuerzos para recuperar 100 ómnibus con la ayuda de un donativo de piezas del Gobierno chino, aunque no se ha especificado cuándo estarán en funcionamiento.
Por otro lado, se está trabajando en la creación de una terminal de ómnibus eléctricos que se alimentará de fuentes de energía renovable, lo que podría aliviar la dependencia de combustibles fósiles. Esta medida, junto con el reinicio planeado de rutas ferroviarias en julio, ofrece una luz de esperanza para un sistema de transporte en apuros.
A pesar de estos esfuerzos, la realidad es que el transporte en La Habana aún enfrenta numerosos desafíos, desde el aumento de ciclomotores y motocicletas hasta la accidentalidad en las principales arterias. La reorganización del tránsito es una tarea pendiente que el gobierno cubano deberá abordar para mejorar la movilidad en la ciudad.