La gestión de los cementerios en Barakaldo se ha convertido en un rompecabezas administrativo que parece no tener solución. Desde 2018, la empresa Urbegi Servicios Medio Ambiente SL había estado al frente del servicio, contratado por el Ayuntamiento por un monto de 387.112 euros. Sin embargo, la historia de las licitaciones para este servicio ha estado plagada de irregularidades e incumplimientos.
En 2021, el Ayuntamiento intentó nuevamente adjudicar el contrato, incrementando el presupuesto a 532.678,61 euros, pero no encontró interesados. Este año, la cifra ascendió a 698.896,54 euros, pero de nuevo, ninguna empresa presentó oferta, dejando el concurso desierto por segunda vez.
Mientras tanto, Urbegi continuó manejando los cementerios, a pesar de múltiples informes del interventor municipal señalando incumplimientos en sus obligaciones contractuales. Una de las quejas más persistentes fue la falta de un sistema para descender ataúdes, un requisito que debió estar operativo desde 2018. Sin embargo, ninguna sanción fue aplicada a la empresa, y el Ayuntamiento siguió pagando por los servicios prestados.
El concejal Jonan Uría, responsable del departamento de Servicios Municipales, recibió una única consulta de la funeraria Funeuskadi Memora, que finalmente no presentó propuesta. La situación deja a Barakaldo con un servicio esencial en el aire, sin claridad sobre cómo se gestionará en el futuro cercano.
Este embrollo administrativo no solo refleja una gestión ineficaz, sino que también plantea preguntas sobre la transparencia y el uso de fondos públicos. A medida que los costos aumentan sin resultados tangibles, la presión sobre las autoridades locales crece para encontrar una solución que garantice un servicio funerario digno y eficiente para los ciudadanos de Barakaldo. La historia de estas licitaciones fallidas deja una lección clara sobre la importancia de una gestión pública responsable y transparente.
