Más de mil tumbas merovingias revelan secretos de siete siglos de historia funeraria

Más de mil tumbas merovingias revelan secretos de siete siglos de historia funeraria

Noisy-le-Grand, a escasos 15 kilómetros de París, guarda bajo sus pies los ecos de una historia que se remonta al siglo VI. Un lugar donde se enterraban a los muertos mucho antes de que existieran las ciudades tal como las conocemos. Y donde, según las crónicas de Gregorio de Tours, fue asesinado el rey merovingio Chilperico I.

Desde 2008, arqueólogos han sacado a la luz más de mil tumbas en la necrópolis de Les Mastraits, que se extendió durante más de siete siglos, del VI al XIII. Sarcófagos de yeso, enterramientos dobles, armas germánicas y joyas oxidadas por el tiempo han permitido reconstruir la vida (y la muerte) de una comunidad medieval.

La estructura del cementerio cambió con los siglos: pasó de un orden preciso con fosos y caminos delimitados, a un caos de entierros sin jerarquía tras el siglo VIII. La llegada de la época carolingia trajo austeridad: los ataúdes de madera reemplazaron al yeso, los cuerpos se envolvían en sudarios, y la mirada al este, hacia el Juicio Final, se volvió norma.

Los esqueletos revelan vidas duras y cortas: carencias nutricionales, infecciones, fracturas y señales de violencia. Entre ellos, más de 160 niños menores de 9 años. Algunos, quizás, víctimas de la Peste Justiniana. Y entre todos, una historia aún por completar.

En 2025 comenzará una nueva fase de excavaciones que podría sumar 400 tumbas más. Y quizás, con ellas, alguna pista definitiva sobre aquel palacio real donde cayó asesinado el bisnieto de Clovis.