Un cementerio debería ser, como mínimo, un espacio digno. Un lugar para el recuerdo, el homenaje y la paz. Pero en este municipio, lo que debería inspirar recogimiento, provoca indignación.
El Partido Popular ha denunciado públicamente el “estado de abandono” del cementerio municipal, apelando al respeto por quienes “ya no pueden alzar la voz”. Según sus declaraciones, respaldadas por imágenes difundidas en redes sociales por los propios vecinos, los caminos son intransitables, la maleza avanza sin control y algunos nichos están rodeados de suciedad.
En una nota contundente, han reclamado al alcalde una “acción urgente” para recuperar la dignidad del camposanto. “No pedimos lujo, pedimos humanidad. No pedimos grandes inversiones, pedimos respeto”, afirmaron.
Critican que el equipo de gobierno socialista solo actúa donde hay rentabilidad política. “Del cementerio no se sacan votos, solo dolor y recuerdos. Pero precisamente por eso, por ética, por sensibilidad y por memoria, es donde más deberían cuidar”, señalan.
Más allá del enfrentamiento político, la queja conecta con una sensibilidad compartida por muchas familias: visitar a un ser querido fallecido y encontrarse con un entorno descuidado añade una carga emocional innecesaria al dolor.
“No podemos permitir esta falta de respeto a nuestra historia y a quienes la construyeron”, concluye el comunicado. Los cementerios no deberían ser noticia. Pero cuando lo son por su abandono, algo muy profundo está fallando.