Miera levantará un nuevo cementerio municipal ante la saturación del camposanto actual

Miera levantará un nuevo cementerio municipal ante la saturación del camposanto actual

En Miera, un municipio marcado por la serenidad de la vida rural y la sombra creciente de la despoblación, la falta de nichos en el cementerio católico de Mirones se ha convertido en un asunto urgente. La realidad ha obligado al Ayuntamiento a tomar una decisión tan simbólica como necesaria: construir un nuevo cementerio municipal junto al existente.

La propuesta ha sido impulsada por el alcalde, José Miguel Crespo, y ya ha superado el trámite definitivo en pleno. La situación era insostenible. El actual camposanto, propiedad de la Iglesia, ha alcanzado su límite de capacidad, en un entorno donde la población envejece y la demanda de sepulturas no deja de crecer. Conscientes de ello, el Consistorio ha adquirido cinco parcelas colindantes y ha contado con la autorización del Gobierno de Cantabria para ocupar el terreno.

La actuación no será simplemente una ampliación, sino una construcción nueva, planificada por fases. En palabras del regidor, la intención es clara: empezar cuanto antes. La primera fase incluye la ejecución de un módulo de 28 nichos, organizados en cuatro filas y siete columnas. Serán los primeros pasos de un proyecto mayor que, según el plan diseñado por Agropec Ingeniería S.L., prevé la creación de 216 nichos en total.

Antes de levantar los nuevos nichos, habrá que preparar el terreno. Se demolerá un murete de mampostería, se retirarán los cierres de las fincas y se excavará hasta alcanzar la rasante proyectada. El nuevo muro que delimitará el recinto tendrá tres metros de altura y 30 centímetros de grosor, marcando así la frontera entre lo antiguo y lo nuevo, entre lo heredado y lo construido por necesidad.

La inversión inicial asciende a 48.930 euros. Aunque modesta si se compara con otras infraestructuras, en un municipio como Miera representa un esfuerzo importante. Sin embargo, el equipo de gobierno confía en que, dada la alta demanda, esta primera fase pueda autofinanciarse con el uso posterior del espacio.

En un lugar donde el tiempo parece ir más despacio, esta obra no es solo una respuesta práctica, sino también un reflejo de algo más profundo: el compromiso de un ayuntamiento por cuidar a los suyos, incluso después del último adiós.