A veces, las obras más silenciosas son las más necesarias. En Guadalcázar, Córdoba, se amplía el cementerio municipal para asegurar que en el futuro nadie quede sin un lugar donde despedirse con respeto.
Aunque las últimas lluvias han retrasado los trabajos, la ampliación avanza firme. Se trata de una inversión de 86.492 euros financiada a través del Plan Plurianual de Inversiones Locales de la Diputación Provincial. El proyecto contempla el cierre perimetral de una nueva parcela que pronto formará parte del camposanto.
El alcalde, Domingo Reina, acompañado por miembros del equipo de gobierno, visitó recientemente las obras. Con satisfacción, explicó que la empresa encargada ha solicitado una prórroga de dos meses debido al mal tiempo, pero se espera que los trabajos concluyan en las próximas semanas.
“Era una mejora urgente. No solo por lo que significa en términos prácticos, sino por el valor simbólico de un cementerio: es un espacio de memoria colectiva”, señaló el alcalde. Su preocupación no es solo administrativa, sino profundamente humana.
La obra no llama tanto la atención como una plaza nueva o una carretera reformada, pero cumple con una función esencial en la vida de cualquier pueblo. Ampliar un cementerio es, en cierto modo, reconocer la historia, dar espacio al recuerdo y asegurar que nadie quede fuera del abrazo final de su comunidad.
Mientras los operarios avanzan con la construcción, los vecinos observan con respeto. No se trata solo de ladrillos y vallas, sino de un compromiso con la dignidad.