Desde hace años, el cementerio municipal de Hervás ha ido estirando sus límites con pequeñas mejoras, reparaciones y adaptaciones. Pero el tiempo, como la vida, no se detiene, y hoy el Ayuntamiento se enfrenta a una realidad ineludible: el camposanto, construido en el siglo XIX, está al borde de su capacidad.
Conscientes de la urgencia y la necesidad de seguir garantizando un lugar digno para despedir a los seres queridos, las autoridades locales han lanzado una iniciativa para recuperar nichos que fueron concedidos en el pasado y que, por diferentes motivos, nunca llegaron a utilizarse.
El procedimiento, de carácter completamente voluntario, permite a los adjudicatarios devolver la concesión del nicho al Ayuntamiento. A cambio, se ofrece una indemnización estipulada por la ordenanza fiscal municipal. La medida busca aliviar la presión sobre el espacio existente mientras se estudian otras vías para ampliar el cementerio.
El consistorio ha pedido a todas las personas interesadas que presenten la documentación que acredite la titularidad del nicho antes de que se cumplan cuatro meses desde la publicación oficial del bando. De este modo, podrán iniciar el proceso de reversión de forma sencilla y legal.
La decisión no es solo administrativa; es también simbólica. Habla de una comunidad que se preocupa por su memoria, por sus tradiciones y por el futuro de sus generaciones. Porque un cementerio no es solo un lugar para los muertos. Es también un reflejo del respeto que una sociedad tiene por la vida, incluso cuando esta se ha apagado.
El Ayuntamiento, por su parte, ha subrayado que esta iniciativa pretende ante todo optimizar recursos existentes antes de embarcarse en nuevas construcciones. En tiempos donde el espacio es un bien cada vez más escaso, recuperar lo no usado también es una forma de avanzar.
En Hervás, este gesto de colaboración entre vecinos y administración puede ser la clave para seguir dando respuesta a una necesidad tan inevitable como humana: la de tener un lugar donde descansar en paz.