Tres días por semana. Ese era el tiempo que el cementerio municipal de La Pobla de Vallbona permanecía abierto. Con solo un enterrador en plantilla y una estructura limitada, el Ayuntamiento asegura que no había margen para más. Pero esto está a punto de cambiar.
El consistorio ha sacado a licitación la gestión completa del cementerio por 63.438 euros anuales, con posibilidad de extender el contrato hasta cuatro años. La empresa adjudicataria se encargará de inhumaciones, exhumaciones, limpieza, mantenimiento y pequeñas reparaciones, además de reforzar el servicio en fechas de gran afluencia como Todos los Santos.
Desde el Ayuntamiento defienden que esta decisión permitirá abrir el cementerio casi a diario y garantizar un servicio más eficiente, sin aumentar el gasto público. Aseguran que, con el modelo anterior, los costes alcanzaban cifras similares, pero con menos flexibilidad, más rigidez organizativa y frecuentes contrataciones externas puntuales.
Sin embargo, no todos ven esta medida con buenos ojos. El grupo municipal socialista, PSPV, ha denunciado que esta licitación forma parte de una política sistemática de privatizaciones del actual gobierno local. Según su portavoz, Noemí Morales, esto supone una pérdida de control público sobre servicios esenciales y pone en riesgo tanto la calidad como la estabilidad laboral del personal vinculado.
El documento técnico que respalda la licitación apunta a otra razón: la falta de personal especializado y la necesidad de cubrir turnos de forma continua, algo que una estructura municipal reducida no puede sostener con garantías.
Aunque el contrato no se dividirá en lotes, con el fin de evitar problemas de coordinación, la organización interna del personal será tarea de la empresa adjudicataria. Para el gobierno local, es la opción más eficiente; para la oposición, una puerta abierta al deterioro del servicio.
Con la licitación ya en marcha, el debate sobre el futuro modelo de gestión está servido. Mientras tanto, los vecinos esperan que, al menos, la tranquilidad de un lugar tan simbólico como el cementerio no se vea alterada por cuestiones políticas.