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Actualizado: 26/04/2024
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Esculturas funerarias de nicho

Esculturas funerarias de nicho

Vía: Autor: Emiliano Jiménez / La Crónica de Salamanca

Dentro del arte funerario habría que distinguir el de los mausoleos, que ha tenido tanta repercusión tanto en la Historia como en la Arquitectura, y el de los sepulcros reales y nobiliarios, que tantas obras escultóricas magistrales ha producido. Valgan como ejemplos hispanos El Escorial y el «Doncel de Sigüenza».

Dejando aparte los innumerables sepulcros que ornan las capillas de iglesias y catedrales, hay otro tipo de esculturas que han sido menos estudiadas: las de los cementerios, utilizados desde el siglo XIX. Los hay muy famosos, como los de París o Lisboa. En España hay notables ejemplos, como el de Mondoñedo, que luce magníficas obras de arte. A modo de anécdota me viene el recuerdo de una curiosa tumba de un personaje que quiso ser enterrado de pie, en el cementerio de la riojana Alfaro.

Además de los enterramientos en fosa, generalmente cubiertos por un plinto cerrado con lápida, en los cementerios los hay también de nicho, que suelen pecar de uniformidad, primando más la economía que la estética.

Es costumbre en muchos sitios de España que las familias dispongan de una columna de nichos, que pueden ser reutilizados. Por lo general cada columna no luce ningún adorno, salvo una cruz que la corona o, modernamente, ni eso, pareciendo un apilamiento uniforme de lápidas. Pero, en muchos lugares de Galicia esa monotonía se sazona con motivos neogóticos variados, como en el cementerio de Guntín (Lugo), en pleno Camino Norte de Santiago. Se caracteriza por sus altos pináculos, que dan la impresión, desde lejos, de un bosque con cruces encerrado entre paredes. Este modelo se repite en muchos camposantos gallegos.

Rompiendo la general uniformidad de los enterramientos familiares en nicho, conozco cuatro cementerios lucenses en los que los maestros canteros tuvieron libertad de expresión. Es posible que haya más e invito a quien quiera investigarlo a que lo haga. Los cuatro que aludo están en el municipio o concejo de Ourol, en la Mariña Occidental, concretamente en las parroquias de Silán (Santo Estevao) en A Rúa, de Miñotos (San Pedro), de Xendiz (Santa María) y de Chao de Ourol (Santa María).

Las esculturas de nichos de estos cuatro cementerios son imágenes rotundas, sencillas, cargadas de espiritualidad, recreando Crucificados, Vírgenes de la Soledad o Piedad, arcángeles, velos de luto o Santos, especialmente San José llevando de la mano al Niño… Son siempre hieráticas, solemnes, inspirando seriedad y dolor. Quizás no sean grandes obras de arte en el sentido realista, pero a mí sí me lo parecen, porque reflejan magistralmente el espíritu gallego aplicado a la muerte de los seres queridos.

Me hubiese gustado indagar sobre el origen y duración de esta costumbre tan localizada, pero siempre lo dejé para después. Supongo que duraría, más o menos, medio siglo, entre el último cuarto del XIX y el primero del XX.

He llegado a distinguir tres estilos diferentes, que habría que analizar más a fondo. El que considero más antiguo, más primitivo, se localiza en el cementerio de Silán, en A Rúa. Los otros dos se dan conjuntamente en todos. Lo que no puedo decir es si son coetáneos o no, o si se deben a la labor de diferentes maestros canteros.

A partir de estas observaciones, se puede apreciar un paralelismo de estilo con los cruceiros de cada zona, añadiendo, en estos, un cuarto estilo, evidentemente más moderno.

Y también hay un paralelismo con algunas esculturas no sepulcrales, como la imagen que remata la iglesia de Miñotos, que representa, por su tiara y su cruz triple, a un Papa, supongo que San Pedro, puesto que es a él a quien está dedicado el templo.

Todo lo que estoy diciendo aquí no son más que apuntes, que sería conveniente ampliar con datos sacados de los archivos parroquiales. Las fechas que figuran en los nichos no sirven de mucha ayuda, por la continua reutilización, que llega incluso hasta nuestros días.

Sirvan estas líneas para provocar un estudio sobre este peculiar arte, tan gallego. Creo que merece la pena hacer un catálogo de estas obras, a las que quizás se puedan añadir otras que se den en otros cementerios que no conozco. Pero no me pidan que lo haga yo. ¡Ya no puedo hacerlo!

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