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Actualizado: 02/05/2024
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El 3,6% de hombres y el 2,4% de mujeres que llaman al teléfono de la esperanza presentan ideación suicida

El 3,6% de hombres y el 2,4% de mujeres que llaman al teléfono de la esperanza presentan ideación suicida

Vía: Pamplona Actual

Pedro Villanueva, se licenció en 2008 en Psicología por la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), y se doctora en la Universidad Pública de Navarra, (UPNA) con una herramienta que permite a dicha línea de ayuda abordar el suicidio de forma más precisa.

El 3,6% de los hombres que llaman al Teléfono de la Esperanza tiene ideación suicida, frente al 2,4% de las mujeres. Las causas de esta situación están más relacionadas con los problemas emocionales y de adaptación que con los de salud mental. En cuanto a la gravedad de esta idea, asociada a factores como los intentos anteriores de suicidio, las autolesiones o el abuso de alcohol y drogas, el 70% es de carácter leve; el 19%, moderada y el 11%, grave.

Además, una de cada cuatro personas que llaman con ideación suicida informa haber tenido algún intento anteriormente. Ante esta realidad, Pedro Villanueva Irure (Pamplona, 1953), licenciado en Psicología, ha diseñado una herramienta que han probado setenta orientadores del Teléfono de la Esperanza de Pamplona y que, según afirma, permite “abordar la ideación suicida y sus características de forma más precisa y eficaz”. Todos estos datos y dicha herramienta forman parte de su tesis doctoral, defendida en la Universidad Pública de Navarra (UPNA) y calificada con sobresaliente “cum laude”.

“El suicidio es un problema de salud pública que está tomando dimensiones preocupantes —indica Pedro Villanueva—. La Organización Mundial de la Salud insiste en que se debe actuar limitando el acceso a los medios utilizados y estableciendo programas de salud mental y de reducción del consumo de alcohol. Insiste también en la formación de los profesionales de la salud, en la responsabilidad de los medios de comunicación y en la identificación temprana de las personas en riesgo”.

En este contexto, las “helplines” o líneas de ayuda, como el Teléfono de la Esperanza, son organizaciones de ayuda repartidas en los cinco continentes, “con más de 100.000 voluntarios que cuidan de la salud emocional de las personas”. “Entre las llamadas que reciben, la ideación suicida está presente de forma significativa. Está demostrado que su actuación es eficaz y que la afectividad negativa de los llamantes y la ideación suicida se reduce en el transcurso de la llamada. Sin embargo, existe preocupación por la calidad y la carencia de sistemas de evaluación del riesgo de suicidio”, explica el investigador, que ha ejercido como psicólogo voluntario en el Teléfono de la Esperanza. En este servicio, comprobó “la necesidad de los orientadores de tener una formación específica y un instrumento que les ayudara en la intervención telefónica para actuar con una mayor eficacia”.

PERFIL DE QUIENES TIENEN IDEACIÓN SUICIDA
En su tesis doctoral, dirigida por los profesores de la UPNA Javier Fernández Montalvo y Alfonso Arteaga Olleta, Pedro Villanueva estudió el perfil del usuario del Teléfono de la Esperanza. “Los hombres que llaman con ideación suicida tienen una media de 44 años, son solteros y con trabajo, frente a las mujeres, cuya media de edad se eleva a los 49 años y se hallan en situación de desempleo. Estas llamadas se reparten casi por igual: el 52% de las mujeres frente al 48% de los hombres, lo que indica un cambio de tendencia en cuanto a una mayor petición de ayuda por parte de los varones”, añade el investigador, que constató un incremento de estas llamadas en verano, en horario de noche y durante los fines de semana.

“Los sentimientos de fracaso y soledad, el sentirse atrapado y la falta de sentido se presentan con más frecuencia que la depresión u otros problemas relacionados con la salud mental —describe—. Los hombres, más que las mujeres, se sienten atrapados, tienen desesperanza y falta de sentido, además de abusar del alcohol y las drogas y presentar trastornos de personalidad”. Según su trabajo, los mayores de 50 años presentan más problemas relacionados con la enfermedad física, la depresión y la soledad y los menores de esa edad, mayor severidad en la ideación y más problemas psicopatológicos. “Cuando el sentimiento de fracaso o el de atrapamiento o la falta de sentido se dan junto a la depresión, el riesgo de suicidio se multiplica por dos”, apunta.

UNA HERRAMIENTA PARA EVALUAR EL RIESGO DE SUICIDIO
La herramienta diseñada por Pedro Villanueva, denominada ATENSIS (Atención en crisis), consiste en una base de datos que incorpora un proceso para evaluar el riesgo de suicidio, “identificando los factores de riesgo y evaluando todo lo que rodea a la ideación suicida, teniendo en cuenta las escalas de medida más actuales y las teorías más relevantes sobre la conducta suicida y ofreciendo pautas de intervención, así como la conectividad con el 112 a través de SMS”. “El proceso de evaluación se concreta de la siguiente manera: identificación de los factores de riesgo y señales de alarma y si existe o no ideación suicida —señala—.

En caso positivo, se analiza la ideación, su gravedad y su intensidad; se explora también si ha existido conducta suicida anteriormente y la letalidad de los intentos, así como las razones para morir y aquellas para vivir. Finalmente, se ofrece el nivel de riesgo de suicidio clasificado como bajo, moderado, alto y muy alto y se orienta sobre la actuación adecuada al riesgo”.

Los setenta orientadores del Teléfono de la Esperanza en Pamplona, previamente formados en conducta suicida y en el manejo de esta herramienta, la utilizaron, tomando una muestra de llamadas con ideación suicida entre febrero de 2016 y agosto de 2018.

“Esta tesis doctoral aporta conocimiento para una intervención terapéutica que, por un lado, puede realizarse por parte de los orientadores de las ‘helplines’ que cuenten con una formación adecuada en aquellos factores de tipo emocional asociados a la ideación suicida, y facilitando también la mediación en otras circunstancias relevantes, como el aislamiento. Por otro lado, la identificación de los factores asociados permite a los profesionales abordar la ideación suicida y sus características de forma más precisa y eficaz.

Propone, igualmente, un marco de actuación para las ‘helplines’ basado en tres ejes: la formación de su personal sobre la forma de actuar eficazmente ante este tipo de llamadas, teniendo como objetivo último la seguridad de las personas; la incorporación de sistemas de evaluación del riesgo de suicidio y de comunicación para trabajar en red con los diferentes agentes sociales, incluyendo la red pública de salud y los servicios de emergencia; y, finalmente, la puesta en marcha de sistemas de seguimiento, tratamiento y derivación”, concluye. / Pamplona Actual

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