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Actualizado: 02/12/2024
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Estamos cada vez más cerca del «compost humano», convertir un cadáver en fertilizante

Estamos cada vez más cerca del «compost humano», convertir un cadáver en fertilizante

Vía: Ansa

El estado de Washington, en el extremo noroeste de Estados Unidos, podría convertirse en el primero del país en aprobar el compost humano, o sea la creación de terreno fértil a partir de un cadáver y convertirlo en abono.

Así, el compost, la creación de humus obtenido de modo artificial a partir de la descomposición de un cuerpo, es una alternativa después de la muerte al entierro tradicional o la cremación. Se trata de un enfoque decididamente innovador, que se conoce también como «recomposición» y consiste en colocar el cuerpo del difunto dentro de un contenedor para descomponerlo en una sustancia rica en nutrientes que se puede devolver a las familias.

En otras palabras, el difunto se transforma sustancialmente en fertilizante -abono. Según los promotores, el proceso también tendría un impacto positivo en el medio ambiente porque no habría más rastros de restos humanos que filtran sustancias químicas en el suelo en el caso del entierro tradicional, o la liberación de dióxido de carbono en el aire en el caso de la cremación.

«Todos los que me escribieron están entusiasmados con la idea de convertirse en un árbol o tener una alternativa diferente para ellos mismos», dijo el senador demócrata Jamie Pedersen, promotor de la disposición que prevé la eliminación de restos humanos.

Según Pedersen, también se ganaría en términos económicos porque la «recomposición» costaría menos que un funeral. El gasto promedio sería de 5.500 dólares contra los, al menos, 7.000 que se necesitan para un entierro tradicional en Estados Unidos, según datos de 2017 de la Asociación Nacional de Directores de Funerarias.

El proceso dura aproximadamente un mes. Se introduce un cadáver sin embalsamar en una cámara de compostaje y se mezcla con otros materiales orgánicos, puede ser madera o paja. La cámara se va llenando de aire de forma controlada para que los microbios aceleren el proceso de descomposición. El resultado es un producto terroso conocido simplemente como compost.

Según NBC, el tema fue impulsado por primera vez en 2013, por Katrina Spade, una diseñadora de Seattle que trabajó la alternativa en su maestría en arquitectura en la Universidad de Massachusetts Amherst.

Con esa idea, Pedersen presentó una ley por primera vez en 2017, pero el proyecto fue rechazado por la preocupación de que el compost de restos humanos propagara patógenos dañinos en el medio ambiente. Para este nuevo proyecto de ley, se tuvo en cuenta el estudio de cinco meses de la investigadora Lynne Carpenter-Boggs, de la Washington State University, que descompuso seis cuerpos donados a la ciencia de manera que su compostaje fuera seguro.

De aprobarse, la nueva ley entraría en vigor el 1 de mayo de 2020. A partir de ese día, los ciudadanos de Washington podrán elegir entre descansar en un ataúd en una sepultura o convertirse en parte del propio suelo. 

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