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Actualizado: 27/03/2024
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El cementerio de Sevilla hace inventario de los panteones en ruina para localizar a sus titulares

El cementerio de Sevilla hace inventario de los panteones en ruina para localizar a sus titulares

Vía: Autor: J.M. Pereira / ABC

El cementerio de Sevilla, que data de 1852, está haciendo inventario de los panteones y tumbas con pisos subterráneos abandonados desde hace décadas para decidir si incoa expediente de ruina, lo que podría suponer la pérdida de la concesión administrativa por parte de sus titulares o herederos, según ha podido saber ABC. El Ayuntamiento ya ha abierto expediente para declarar en ruina el panteón del Conde de Pradere, diseñado en 1912 por el conocido arquitecto José Espiau y Muñoz. Actualmente hay cuatro panteones vallados porque suponen un peligro para los visitantes del cementerio por riesgo de caída de ladrillos, tejas u otros elementos.

En el cementerio de San Fernando hay un total de 1.680 panteones, algunos de los cuales presentan un estado lamentable, ya sea porque han sido objeto de robos de cadenas, cruces, puertas y cancelas, o bien porque los titulares o herederos de la concesión se han desentendido de ellos por desidia o falta de medios económicos, porque no hay herederos o incluso por desconocimiento en el caso de familias que se mudaron a otras ciudades e ignoran la existencia de panteones en la familia. Los cuatro panteones que hoy están vallados por riesgo para transeúntes son el del conde de Pradere, el de Rodríguez de la Borbolla, el de la familia Gómez de la Lama y el de la marquesa de Santa Susana.

Hasta 2003, el Ayuntamiento de Sevilla otorgaba la concesión de los panteones por 99 años. Cuando hace catorce años se aprobó la Ley que regula la gestión, administración y explotación de los bienes y derechos de las Administraciones Públicas, las concesiones de los pabellones comenzaron a darse por 75, 50 y 25 años. La tasa por una concesión varía en función del metro cuadrado de extensión y el tiempo, pagándose un precio máximo de 1.700 euros por metro cuadrado. Los titulares y herederos de panteones no pagan un canon anual, ya que el mantenimiento corre a cargo de los propietarios, a diferencia de lo que ocurre en otras necrópolis españolas. Sí pagan una tasa cuando hay una transmisión de la concesión o se entierra a alguien en el panteón.

¿Qué sucede si un panteón presenta riesgo de desplome o supone un riesgo para quienes visitan el cementerio? Según fuentes municipales, el cementerio puede obligar a los propietarios o herederos a reparar los panteones. De no hacerlo, el Ayuntamiento podría asumir la restauración y después cargar los gastos al titular del panteón.

Fuentes consultadas por ABC han informado que se está haciendo en el cementerio de San Fernando un inventario de los panteones en mal estado para comunicar a sus titulares o herederos la obligación de mantenerlos. Ahora se están renovando las concesiones de panteones concedidas en 1918. «Cuando se constata la dejadez en la conservación de panteones, se inicia un procedimiento administrativo de localización de los herederos de los titulares, a los que se les propone el abono de las tasas correspondientes y la asunción de la responsabilidad del mantenimiento», aseguran fuentes municipales.

Ahí el cementerio se topa con el primer escollo. En ocasiones, los archivos del camposanto no identifican a los propietarios, sino a los constructores que hicieron los panteones hace incluso un siglo. Si no cuentan con más datos, el Ayuntamiento consulta los últimos movimientos en el panteón para rastrear los domicilios y teléfonos de los titulares, localizarles y comunicarles que perderán la concesión si no se ocupan de su restauración.

En el caso de declarar la ruina del panteón, el Ayuntamiento puede optar por derribar y volver a sacar a concesión ese terreno, o bien restaurar por su cuenta si el edificio en cuestión es recuperable y tiene un valor artístico. En esos casos, se sacarían los restos que hubiera en su interior y se depositarían en el osario, según fuentes municipales.

Se ha dado el caso de herederos que desconocen incluso que cuentan con un panteón en Sevilla porque sus familiares se mudaron hace décadas a otras ciudades. En otras ocasiones, los titulares no han renovado la concesión, por lo que el Ayuntamiento pueden rescatarla, para lo que necesita iniciar un expediente. «El problema -dice Honorio Aguilar, arquitecto sevillano- es que el Ayuntamiento no ha iniciado la reversión de esas concesiones, por lo que están en un limbo judicial y nadie se ocupa de ellos, provocando esa imagen descuidada del cementerio romántico más bonito de Europa y al que en Sevilla no se da la suficiente importancia a pesar de que reúne obras de los más importantes arquitectos de Sevilla, como Juan Talavera, Balbino Barrón, Aníbal González, Espiau, Aurelio Gómez Millán, Gómez de Terreros o Vicente Traver».

Precisamente, Honorio Aguilar teme desde hace años que se derrumbe cualquier día el panteón que el Conde de Pradere, el diplomático José Daniel de Carballo y de Prat, encargó a José Espiau y Muñoz, que junto a Aníbal González y Juan Talavera, son los máximos exponentes de la arquitectura regionalista. El conde murió sin descendencia y hoy el Ayuntamiento no encuentra a ningún heredero que se haga cargo del panteón. También se desconoce qué personas están enterradas con el conde de Pradere. «De estética modernista, tiene un aire art decó. Parece más un pabellón que un panteón. Es de ladrillo enfoscado con mortero de cal. Tiene molduras de piedras y gracias a los zunchos metálicos de las ventanas no se ha caído al suelo ya», explica Honorio Aguilar, quien ha pedido al Ayuntamiento que no derribe el edificio.

El Ayuntamiento afirma que en el caso del panteón del Conde de Pradere no ha encontrado a los responsables del mismo, «por lo que ha procedido a la tramitación de la recuperación de su titularidad y se ha contactado con un técnico que analice y presupueste la correspondiente actuación para su recuperación».

Uno de los panteones en mal estado a los que el Ayuntamiento ha advertido a los herederos de la necesidad de su restauración es el de la marquesa de Santa Susana, Benítez Lugo, que tiene una parcela de unos 35 metros cuadrados. Se trata de un panteón con un templete de planta hexagonal en su exterior y una cripta con seis columnas, en muy mal estado. Actualmente, ABC ha podido comprobar que su cripta está inundada.

El panteón de la familia Rodríguez de la Borbolla, de estilo neogótico y de autor desconocido, también está vallado por riesgo de desprendimiento de tejas. Igual sucede con el la familia Gómez de la Lama, encargado en 1920 al arquitecto José Gómez Millán, cuya cubierta presenta incluso un gran agujero por el que se cuela el agua cuando llueve. Los vecinos de lindero se han quejado porque las tejas se caen sobre sus tumbas. «El agua no cala en su interior porque tiene una bóveda de arista fingida bajo la cubierta, lo que ha evitado que se deteriore la figura del Cristo que hay en su interior», indica Honorio Aguilar, quien se lamenta también del estado de otros panteones, como el de José Cisneros, con azulejos de arista del siglo XVI,o el panteón con un escultura de un Cristo yacente donde reposan los restos de Juan Vázquez, construido en 1930 por el artista Manuel Delgado Brackembury.

Durante las últimas obras que se hicieron en el cementerio desapareció la puerta de entrada a la cripta del panteón realizado por Brackemburry, autor de los niños meones de la Puerta de Jerez. Ahora, una tapadera metálica con letras pintadas a mano del NO-DO impide que los curiosos puedan ver el interior de la cripta. De este panteón han robado desde las cadenas, a la cruz, pasando por la puerta.

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