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Actualizado: 19/04/2024
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Los rituales funerarios de Japón son curiosos e impactantes

Los rituales funerarios de Japón son curiosos e impactantes

Vía: Viajes a Japón

Un ritual funerario diferente e impactantes se puede ver en Japón. La mayoría de japoneses profesan por igual Budismo y Sintoísmo (el Sintoísmo para la vida y Budismo para la muerte), si bien, cuando van a enterrar a un ser querido, es la religión de Buda la que utiliza.

Como en cualquier ámbito de la sociedad y cultura japonesas, la preparación de un funeral cuenta con varias fases claramente diferenciadas: el velatorio –o acompañamiento del cuerpo del difunto-, la incineración –ceremonia en la que también participan in situ los familiares-, la ceremonia de la despedida entre los más allegados – y, por último, el famoso Bon Odor o Fiesta de Difuntos.Esta es, sin duda, una de las principales festividades en el calendario japonés, que tiene lugar cada mediados de agosto y sirve para dar de nuevo la bienvenida a las almas de seres queridos que ya no están.

Según la tradición, el primogénito de la familia es quien debe llevar a cabo la organización de las exequias, incluyendo el lavado y amortajado del cuerpo de la persona fallecida de cara al posterior sepelio. Hay que tener mucho cuidado a la hora de colocarse un kimono, ya que la forma de cruzarlo indica si viste a un fallecido.

El “Butsudan”o altar, con numerosos objetos y una fotografía del difunto acompañan durante el velatorio, antiguamente celebrado en las casas, hoy sustituidas por los tanatorios. Los familiares reciben un sobre con dinero, a modo de donativo para contribuir con los gastos del entierro.

Al contrario de lo que sucede en Occidente, donde la muerte es temida y escondida, en Japón (y en buena parte de Asia) la aceptación general de la transitoriedad de la vida misma facilita una visión más práctica y natural del paso al Más Allá. Hoy en día, en las ciudades resulta mucho más complicado poder ver un entierro a la antigua usanza, donde el nombre del fallecido se anuncia repetidamente por la megafonía municipal del pueblo, los familiares más cercanos recogen con palillos los huesos del difunto –tras la incineración- o donde hombres y mujeres acompañan el cortejo fúnebre en estricto orden protocolario de camino al cementerio.

Aunque puede que el apetito no haga su aparición, en medio de estos duros momentos, el “honzen ryori”o comida típica de banquetes de funerales compuesta principalmente por arroz, sopa y encurtidos no falta en la mesa. Y eso que, por poner el toque de humor, como dicen los mexicanos, “de muertos y tragones están llenos los panteones”.

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