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Actualizado: 27/03/2024
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Condenan a dos trabajadores por robar 126.320 euros de la funeraria donde trabajaban

Condenan a dos trabajadores por robar 126.320 euros de la funeraria donde trabajaban

Vía: El Día

La Audiencia Provincial de Tenerife ha condenado a los acusados como autores de los delitos de administración desleal y falsificación de documento público, a tres años y nueve meses de cárcel, cada uno, y a devolver los 126.319,94 euros de los que se apropiaron de una funeraria de Los Llanos de Aridane, (Tenerife).

Los dos encausados mantenían una relación sentimental y eran trabajadores de la funeraria donde uno de ellos realizaba funciones de operario fúnebre y jefe de compras, y la mujer de cobros, pagos y contabilidad.

Ambos idearon un sistema para defraudar a la empresa mediante facturas ficticias correspondientes a la compra de material informático a una compañía inexistente. Estos documentos eran emitidos a nombre de un taller, propiedad de un tercero para lo cual se falsificaba su firma.

La acusada, por su parte, abonaba estas cantidades, bien en metálico o por transferencia bancaria a varias cuentas a sus nombres, sin recibir a cambio mercancía alguna. Las operaciones se realizaron entre los años 2007 a 2012 hasta sumar un total de 156.844,44 euros, de los que 30.524,50 se correspondía a material de oficina adquirido por la empresa.

La Audiencia concluye que los condenados falsearon documentos mercantiles a fin de facilitar el desvío de fondos a una sociedad no constituida formalmente y que controlaba en su totalidad.

Los dos contaban con la plena confianza de los jefes y llevaban las riendas de la gestión de la empresa, lo que facilitó que se enriquecieran a costa de su patrimonio social. El margen de beneficio que obtenían por cada una de las operaciones ficticias realizadas rondaba el 20 ó 30%.

Para enmascarar los cargos, la contable los anotaba bajo el concepto de «otros mantenimientos». Durante el juicio declaró que la empresa hacía pagos en negro tales como complementos salariales o pagas extraordinarias, lo que dio lugar a los descuadres de caja. Tal hecho fue negado por los empresarios y por un trabajador.

La Audiencia considera que «el fraude estuvo bien organizado y exigió la manipulación de documentos y de la contabilidad, con simulación de la actuación de una empresa vendedora y un concierto interno de voluntades entre personas que gozaban de la confianza de los empresarios», se indica.

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