Enclavado en el corazón de la Alpujarra, Lanjarón es un pueblo que parece desafiar las tendencias demográficas de muchas áreas rurales en España. Conocido por su agua cristalina y sus balnearios, Lanjarón no está perdiendo población, sino que la está aumentando, a pesar del curioso hecho de que allí mueren más personas de las que nacen. Este fenómeno ha llevado a una expansión del cementerio local, una medida necesaria para acomodar a los fallecidos en un espacio que ya se estaba quedando pequeño.
El alcalde de Lanjarón, Eric Escobedo, ha liderado la ampliación del cementerio, una medida que se hizo urgente cuando el espacio comenzó a escasear. A pesar de las prácticas como compartir nichos entre varias personas, la saturación se hizo evidente. Con una inversión municipal de cuarenta mil euros y la ejecución de las obras por el procedimiento de urgencia, se añadieron ochenta nuevos nichos junto al panteón dedicado a las Hermanas Hijas de la Caridad. Este panteón es un lugar de gran valor sentimental para los habitantes, ya que la congregación desempeñó un papel crucial en la educación y protección de los niños del pueblo.
Esta situación en Lanjarón no es única en la provincia de Granada. Otros municipios cercanos, como Pulianas y Bácor-Olivar, también han tenido que ampliar sus cementerios para hacer frente a una demanda que supera las expectativas. En Pulianas, se añadieron cien nichos y 48 columbarios, mientras que en Bácor-Olivar se sumaron 18 nichos nuevos, aunque en menor escala debido a su población más reducida.
El caso de Lanjarón se vuelve más interesante al considerar que, aunque el número de muertes es superior al de nacimientos, el pueblo sigue creciendo. Esto se debe en gran parte al flujo de nuevos residentes, tanto extranjeros como españoles, que eligen este lugar por su cercanía a Granada y su atractivo entorno. Muchos de estos nuevos habitantes son familias que han traído consigo a sus hijos, lo que asegura la continuidad de la población a largo plazo.
El cementerio de Lanjarón, construido en 1876, se ha adaptado a las necesidades contemporáneas, incluyendo columbarios para aquellos que prefieren la incineración. Esta opción se ha vuelto más popular, reflejando un cambio en las prácticas funerarias y ayudando a gestionar el espacio funerario de manera más eficiente.
Mirando hacia el futuro, el alcalde Escobedo ya está planeando una nueva ampliación del cementerio, que espera se concrete en el próximo mandato, independientemente de si continúa en el cargo tras las elecciones de 2027. Este tipo de planificación proactiva es esencial para un pueblo que, aunque enfrenta la realidad de más muertes que nacimientos, sigue floreciendo como un lugar vibrante y acogedor para vivir.
Lanjarón nos muestra cómo un pueblo puede enfrentarse a desafíos demográficos con creatividad y planificación, asegurando que su comunidad siga prosperando en el tiempo, incluso cuando la muerte parece superar a la vida.