El Cementerio General de La Paz fue escenario de un insólito robo el pasado 16 de agosto, cuando al menos 40 lápidas fueron sustraídas de un depósito. Lo que hace este caso más sorprendente es que los autores del delito eran dos obreros que trabajaban en la misma institución. Identificados gracias a cámaras de seguridad, los sospechosos fueron aprehendidos y ahora esperan su audiencia de medidas cautelares.
Patricia Endara, directora de la Entidad Descentralizada de Cementerios de La Paz, informó sobre el robo perpetrado por funcionarios de la entidad. Un tercer empleado, testigo del acto, alertó al responsable del depósito, quien a su vez notificó a la policía. Sin embargo, para cuando las autoridades llegaron, el minibús cargado con las lápidas ya había abandonado el cementerio.
El robo, ocurrido a las 08:00 del sábado, ha puesto en el foco la seguridad dentro del Cementerio General. Según Endara, las lápidas, aunque almacenadas, son reutilizadas en la entidad para diversos trabajos. La directora enfatizó que ningún material puede salir del cementerio sin la debida autorización.
La institución ha iniciado una querella contra los obreros por el delito de «robo agravado». Este caso pone de relieve las vulnerabilidades en la seguridad de las instalaciones municipales y la importancia de la vigilancia interna, especialmente cuando los delitos son cometidos por aquellos en quienes se confía.
Mientras tanto, el municipio de Palca ha tomado medidas para regularizar el funcionamiento de cinco cementerios, cuatro de ellos administrados por comunidades locales. Este robo ha servido como una llamada de atención sobre la necesidad de mejorar la gestión y seguridad en los cementerios, asegurando que no solo se protejan los recursos materiales, sino también la dignidad de los espacios funerarios.
El caso de las lápidas robadas en La Paz es un recordatorio de que la confianza y la seguridad son fundamentales en la administración de espacios públicos. La comunidad espera que la justicia actúe con firmeza y que se implementen medidas para evitar que incidentes similares ocurran en el futuro. Este robo, aunque impactante, también ofrece la oportunidad de reforzar los sistemas de seguridad y reconstruir la confianza en las instituciones encargadas de proteger estos sagrados espacios.