En el corazón de Barrancabermeja, un hallazgo inesperado en el cementerio La Resurrección ha despertado preocupación y asombro. Durante las excavaciones realizadas por la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas (Ubpd) en busca de desaparecidos, los forenses encontraron residuos hospitalarios mezclados con restos humanos, revelando una historia que conecta la pandemia de COVID-19 con prácticas irregulares de disposición de desechos.
Mientras el equipo de la Ubpd trabajaba en la exhumación de cuerpos en el área destinada a personas no identificadas, descubrieron materiales que no deberían estar allí: bolsas de transfusión de sangre, algunas aún con fluidos, gasas, agujas y mascarillas. Estos hallazgos, según Leonardo Granados Cárdenas, secretario de Medio Ambiente y Transición Energética del municipio, podrían ser vestigios de un manejo inadecuado de residuos durante la emergencia sanitaria.
La hipótesis de Granados Cárdenas sugiere que, en medio del caos de la pandemia, estos desechos habrían sido enterrados de manera clandestina en el cementerio. Sin embargo, aún no se sabe quién autorizó o ejecutó tal acción. «Es posible que encontremos más de estos elementos peligrosos. Nadie sabe cómo llegaron allí, pero estamos investigando», declaró el funcionario.
Las implicaciones de estos descubrimientos son preocupantes, no solo por el riesgo ambiental y sanitario que representan, sino también porque complican las labores de identificación de las víctimas del conflicto armado, enterradas en el mismo lugar. La tierra ácida y húmeda del cementerio acelera la descomposición de los restos, dificultando la tarea de los forenses.
Además de los residuos hospitalarios, el equipo también halló objetos asociados a prácticas esotéricas. Botellas con elementos orgánicos y recipientes rituales sugieren que el cementerio ha sido escenario de rituales nocturnos, donde chamanes y curanderos buscan favores o intentan invocar poderes a través de los difuntos. Comerciantes de productos esotéricos explican que no es raro que se utilicen partes de tumbas y restos para estos fines.
A pesar de las dificultades, la intervención en La Resurrección ha permitido la recuperación de 31 cuerpos, que ahora están en manos del Instituto Nacional de Medicina Legal para su identificación. Las familias de la región, muchas de las cuales esperan respuestas sobre el paradero de sus seres queridos, ven este proceso como una oportunidad para avanzar en la reconstrucción de la verdad y recibir una digna sepultura para sus desaparecidos.
El hallazgo de estos residuos hospitalarios y objetos rituales en el cementerio de Barrancabermeja no solo levanta interrogantes sobre la gestión de desechos durante la pandemia, sino que también subraya la complejidad de la búsqueda de desaparecidos en una región marcada por el conflicto armado. Las autoridades continúan investigando, mientras las familias esperan que este proceso arroje luz sobre el destino de más de 5,400 personas desaparecidas en el Magdalena Medio.