En un rincón cálido del sur, donde la vejez a menudo se vive con nostalgia, Fundación Mémora ha apostado por mirar a los ojos de quienes caminan más despacio, y ofrecerles no una despedida, sino una nueva forma de vivir. Durante 2024 y los primeros meses de 2025, esta organización ha desplegado en Sevilla un programa que ha tocado el corazón de más de mil personas mayores: las Aulas Mémora.
Estas sesiones, organizadas en una veintena de residencias de la provincia, van mucho más allá del entretenimiento. Son espacios terapéuticos donde el flamenco, la risa, la música o la compañía de un animal no son recursos simbólicos, sino herramientas reales de salud. Porque bailar no solo moviliza músculos, también recuerdos. Porque reír no solo oxigena, también reconcilia. Y porque una caricia a un perro puede más que muchas palabras.
La iniciativa incluye también apoyo emocional para quienes afrontan el duelo, así como asesoramiento en temas sensibles como testamentos o herencias. Un enfoque holístico que entiende que el bienestar no es solo físico, sino también mental, social y espiritual.
José Joaquín Pérez, director general de Fundación Mémora, lo resume así: “Queremos que nuestros mayores vivan con plenitud. Y eso solo se logra cuando cuerpo, mente y emoción están en armonía”.
Este esfuerzo no es aislado. A nivel nacional, la fundación ha organizado 475 sesiones similares en otras comunidades, lo que subraya un compromiso firme con la dignidad en la etapa final de la vida. En una sociedad que a menudo margina la vejez, estas acciones devuelven protagonismo, autoestima y propósito a quienes más lo necesitan.