Durante años, quienes perdían a un ser querido en el Oriente de Asturias se veían obligados a recorrer kilómetros hasta Oviedo o Gijón para llevar a cabo una incineración. A menudo, en los momentos más delicados, esos trayectos suponían un dolor añadido. Hoy, esa necesidad tiene respuesta. Ribadesella ya cuenta con su propio crematorio: una instalación moderna, cercana y adaptada a las necesidades reales de la comarca.
La inauguración oficial del nuevo Crematorio del Oriente de Asturias se celebró con emoción en el polígono de Guadamía. Fue un acto simbólico pero muy esperado, presidido por representantes de Funerarias del Oriente, encabezados por su presidente Fernando Quince y el gerente Adolfo Llamedo —quien ha tomado el testigo de su padre, Pedro Llamedo—. Casi un centenar de personas acudieron al evento, entre ellos el alcalde de Ribadesella, Paulo García, y el párroco local, José Ramón Fernández Abad, quien bendijo las instalaciones.
Este crematorio no es sólo un logro empresarial, sino una respuesta social. “Era una necesidad de la comarca”, subrayó el alcalde, agradeciendo que la empresa funeraria apostase por Ribadesella tras años de trámites administrativos y obstáculos. La población ya no tendrá que asumir largos desplazamientos, ni prolongadas esperas ni costes innecesarios en momentos de duelo.
El nuevo centro ha sido concebido con tecnología puntera, pero también con sensibilidad. Además del horno crematorio, se ha habilitado un aparcamiento amplio, una sala de despedida para las familias y, en un futuro próximo, se añadirá una sala de tanatorio. Todo ello diseñado con una mirada a largo plazo, pensando en el servicio público más allá del negocio.
Funerarias del Oriente da así un paso adelante no solo en infraestructuras, sino en el compromiso emocional con el territorio.