El lugar donde el silencio consuela: Legazpi abre espacio para el duelo perinatal

El lugar donde el silencio consuela: Legazpi abre espacio para el duelo perinatal

En lo alto del cementerio de Legazpi, una escultura parece mirar al vacío. Pero no es un vacío cualquiera. Es el hueco que dejan quienes apenas llegaron, aquellos bebés que se fueron antes de tiempo. A ese silencio se le ha puesto forma con “Zu”, una obra del artista Juan Mari Burguera que simboliza lo que no se puede decir con palabras.

Saioa acude allí desde que perdió a su hijo con solo 28 días. “Encuentro paz, tranquilidad y sosiego”, afirma. Lo visita para hablarle, para llorar, para recordar. “Ayuda mucho”, añade. Porque cuando no hay un lugar, tampoco parece haber permiso para el duelo. Y ese es el mayor dolor: el de un adiós sin ritual.

Consciente de esta necesidad, el municipio ha habilitado en su camposanto un espacio específico para el duelo gestacional y neonatal. Un rincón que da cobijo emocional a madres, padres y familias que nunca pudieron despedirse. La escultura, con su lenguaje sobrio, representa el vacío, como explica Burguera: “el que todas estas personas sienten”.

En este espacio se puede parar el tiempo. No hay relojes, ni preguntas incómodas. Solo silencio, recogimiento y respeto. María González, presidenta de la asociación Esku Hutzik, subraya su importancia: “Hay que poder expresar lo que estás sintiendo”. Visibilizar este tipo de duelo, históricamente relegado al ámbito privado, es también un acto de justicia emocional.

Así, Legazpi ha roto un tabú. Ha puesto voz a un dolor que muchos arrastraban en soledad. Y ha hecho del arte una herramienta para sanar.