Pocos imaginarían que un tanatorio puede convertirse en aliado de la cultura. Pero en Badalona, esta idea toma forma real cada vez que una nota de Mozart resuena o una coral levanta al público en uno de los conciertos organizados por el Orfeó Badaloní. Y detrás de ese impulso hay un nombre poco habitual en los carteles: el Tanatorio de Badalona.
Gestionado por PFB Serveis Funeraris, este equipamiento funerario ha renovado su compromiso con el Orfeó Badaloní, reafirmando su apoyo a la programación cultural prevista para 2025. No se trata de una colaboración puntual ni de una acción simbólica. Es una relación estable y sostenida en el tiempo que busca, desde la música, tejer comunidad.
Este patrocinio permite que propuestas como el concierto de Sinfonías de Mozart y Beethoven celebrado en abril, la audición de ópera “La Forza del Destino” prevista para octubre, o el tradicional concierto de Navidad, no solo se mantengan, sino que ganen fuerza y lleguen a más vecinos. Como señala Ricard Abellán, presidente del Orfeó, “el apoyo del tanatorio nos permite consolidar proyectos, llegar a más públicos y hacer crecer la actividad cultural en la ciudad”.
Uno de los símbolos más visibles de esta colaboración es el piano de cola Bechstein de 1875, una joya histórica restaurada con el apoyo de PFB y expuesta en el vestíbulo del tanatorio. Cedido por el Orfeó, este instrumento no es solo decoración: representa el compromiso compartido con la preservación del patrimonio musical local.
Ana Gassió, directora general de PFB, lo explica con claridad: “Nos sentimos parte del tejido social de Badalona. Esta colaboración con el Orfeó refleja nuestra voluntad de estar cerca de las personas, también desde la cultura”.
Pero este vínculo no se queda solo en la música. El Tanatorio de Badalona también colabora con organizaciones como Creu Roja Barcelonès Nord, Cáritas, Fundació Ateneu Sant Roc o el Futbol Club Levante Badalona, consolidando así un modelo de empresa comprometida con su entorno.
En un mundo donde las fronteras entre lo público y lo privado, lo cultural y lo funerario parecen marcadas a fuego, Badalona demuestra que, con voluntad, también se puede construir comunidad desde el respeto, el arte y la memoria.