Las llamas no solo consumen hierba seca o antiguas lápidas; devoran también fragmentos de memoria y cultura. El pasado miércoles 7 de mayo, un incendio de grandes proporciones se desató en el Cementerio General de Tegucigalpa, poniendo en peligro no solo las tumbas sino un patrimonio histórico que cuenta la historia de Honduras.
El fuego, iniciado en las zacateras, avanzó rápidamente hacia áreas donde descansan figuras ilustres del país, como los expresidentes Policarpo Bonilla y Tiburcio Carías Andino. La magnitud de las llamas alarmó a los vecinos, que temen daños irreparables.
Mientras los bomberos trabajan contrarreloj para controlar el incendio, las autoridades aún investigan el origen del fuego. El Cementerio General, situado en el corazón de la capital, no es solo un camposanto: es un libro de piedra donde están grabados siglos de historia y cultura.
El suceso ha reavivado el debate sobre la necesidad urgente de proteger y preservar estos espacios, que son tanto lugares de duelo como de identidad nacional.