El silencio habitual del cementerio de Cortiñán, en Bergondo (A Coruña), se ha visto interrumpido esta semana por una decisión preventiva: el Arzobispado de Santiago de Compostela ha ordenado el cierre temporal del acceso a la zona de los panteones. La causa no es otra que el riesgo de derrumbes detectado en la estructura de algunos mausoleos.
La medida no surge de la nada. Fue el propio Concello de Bergondo quien, tras una inspección rutinaria, solicitó una evaluación detallada del estado de conservación de los panteones. Los informes técnicos confirmaron lo que algunos visitantes ya intuían: el paso del tiempo y las inclemencias han comprometido la estabilidad de ciertas estructuras.
Aunque el cierre pueda parecer drástico, responde a un principio esencial: proteger la seguridad de quienes acuden a honrar la memoria de sus seres queridos. Nadie quiere que una visita de recuerdo se convierta en una tragedia.
Además de prevenir daños personales, la decisión busca evitar también posibles desperfectos materiales en el patrimonio funerario de la localidad, que tiene un indudable valor histórico y cultural.
Por ahora, no se ha especificado cuánto tiempo permanecerá restringido el acceso a esta área del camposanto. El Arzobispado y el Concello trabajan conjuntamente para determinar las actuaciones necesarias y devolver la tranquilidad al lugar… tanto en lo simbólico como en lo estructural.
