Ni la oscuridad detuvo a las funerarias: así sobrevivieron al gran apagón

Ni la oscuridad detuvo a las funerarias: así sobrevivieron al gran apagón

Mientras una parte del país se sumía en la oscuridad por el apagón eléctrico, en Granada había un sector que no podía parar. No porque no quisiera, sino porque no podía permitírselo. La muerte no entiende de cortes de luz, y el adiós a un ser querido no se puede posponer. Por eso, funerarias como Emucesa y Fermín Criado activaron sus planes de contingencia y demostraron que, incluso en plena emergencia, el respeto y el cuidado prevalecen.

En Emucesa, la funeraria municipal de Granada capital, todo funcionó casi como un día normal. José María Toledano, su director gerente, lo resume así: “No hubo cortes internos. Contamos con servidores externos protegidos, grupos electrógenos automáticos y herramientas que nos permitieron mantener el servicio sin fisuras”.

Las salas velatorio, los hornos crematorios, la climatización, incluso la cafetería, funcionaron como si nada. Las diez salas del recinto de San José estuvieron ocupadas, y no se suspendió ni un solo funeral. La única diferencia fue que, sin teléfonos, las familias tuvieron que acudir personalmente a notificar las defunciones. Un esfuerzo que fue compensado con una atención profesional y serena en medio de la incertidumbre.

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En Fermín Criado, que gestiona tanatorios en Armilla, Ogíjares, Pulianas, Padul y Churriana de la Vega, los empleados hicieron aún más: además de mantener los servicios funerarios operativos, ayudaron a evacuar a personas atrapadas en un ascensor de un bloque cercano al tanatorio de Armilla. “Más allá de acompañar la muerte, esa noche nos tocó cuidar de la vida”, confesaron algunos trabajadores.

Fue una jornada donde la humanidad brilló más que la electricidad. Una lección silenciosa de compromiso y preparación. Porque aunque el mundo se apague, hay quienes encienden luces para que otros puedan decir adiós con paz.