Peligro en el camposanto: alertan de desprendimientos y daños estructurales en Bergondo

Peligro en el camposanto: alertan de desprendimientos y daños estructurales en Bergondo

En un lugar donde el silencio debería reinar en paz, hoy se escucha un grito de alarma. El cementerio de Cortiñán, en el municipio coruñés de Bergondo, vive una situación crítica que ha obligado al Concello a intervenir de forma contundente. No es una metáfora: trozos de hormigón caen desde los nichos, el suelo se hunde, y lo que debería ser un espacio de recogimiento se ha convertido en un riesgo para quienes visitan a sus seres queridos.

La alarma se ha encendido tras un informe técnico elaborado por el arquitecto municipal, en el que se detalla el “visible deterioro” de las cubiertas de los nichos. El paso del tiempo ha hecho mella en la estructura y los desprendimientos ya no son una posibilidad remota, sino una realidad peligrosa.

Pero no es solo lo que cae desde arriba lo que preocupa. En el suelo del camposanto ha aparecido un socavón. Bajo él, discurre una corriente de agua subterránea. La sospecha es grave: podría tratarse de un problema estructural de fondo, capaz de comprometer la estabilidad de toda la instalación.

Ante esta situación, el Ayuntamiento ha enviado un requerimiento urgente al Arzobispado de Santiago de Compostela, propietario del cementerio, exigiendo que se tomen medidas inmediatas. No como sugerencia, sino como necesidad. El Concello ya ha vallado y acordonado las zonas más afectadas, advirtiendo a la ciudadanía del peligro y pidiendo máxima prudencia.

No han sido pocas las voces que se han alzado. Vecinos y vecinas han presentado quejas formales, preocupados por la falta de seguridad en un espacio que debería estar protegido y mantenido. Muchos de ellos, familiares de personas allí enterradas, viven con angustia la posibilidad de un accidente.

El escrito municipal reclama “obras preventivas de seguridad necesarias” para restablecer la tranquilidad. Lo que está en juego no es solo el patrimonio, sino la integridad física de quienes se acercan al cementerio con respeto y memoria.

Mientras tanto, el camposanto espera. Y con él, muchas personas que no solo quieren rendir homenaje a sus muertos, sino también poder hacerlo sin miedo. El tiempo corre. Y los muros, literalmente, se resquebrajan.