Vecinos de Usera y Villaverde expresan su rechazo a la instalación de un crematorio junto al tanatorio de la M-40

Vecinos de Usera y Villaverde expresan su rechazo a la instalación de un crematorio junto al tanatorio de la M-40

Las calles de Usera y Villaverde volvieron a llenarse de pasos, pancartas y voces este domingo. Por cuarta vez en los últimos años, sus vecinos salieron a protestar contra el proyecto del crematorio junto al tanatorio de la M-40, una instalación promovida por la funeraria Parcesa que ha sido rechazada ya en otras zonas de la capital.

La movilización partió desde dos puntos distintos: la estación de Metro Villaverde Bajo-Cruce y la calle Mezquita en Usera. A las 13:30, ambas columnas confluyeron frente al tanatorio, donde tuvo lugar una concentración y se leyó un manifiesto cargado de indignación vecinal.

¿La razón? La ubicación del futuro horno crematorio, previsto a menos de 250 metros de hogares, colegios, parques, comercios y centros de trabajo. Los vecinos temen por su salud y por el impacto ambiental que esta instalación pueda tener sobre dos de los distritos más densamente poblados del sur de Madrid.

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“No es un rechazo a la muerte ni a la función funeraria, es una defensa de nuestro derecho a respirar aire limpio”, apuntaban algunos asistentes. En anteriores ocasiones, los vecinos ya lograron frenar el proyecto y esta vez confían en volver a hacerlo. Mientras tanto, la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM), junto a colectivos de ambos distritos, mantiene abierto un recurso judicial contra la concesión de la licencia municipal, actualmente en trámite en el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo nº 32.

Esta nueva protesta llega después de otras tres manifestaciones masivas —una de ellas en pleno centro de la ciudad— y la entrega de más de 16.000 firmas al Ayuntamiento. A juicio de los convocantes, existe un doble rasero institucional: “Parcesa intentó lo mismo en zonas como San Sebastián de los Reyes o Pozuelo, mucho más alejadas de núcleos residenciales, y allí las licencias fueron denegadas. ¿Por qué aquí no?”, se preguntan.

Las asociaciones critican que el sur de Madrid concentre instalaciones que la ciudad considera necesarias, pero molestas. “Aquí convivimos con la incineradora, las depuradoras, el tren, los macroeventos, el centro de tratamiento de lodos… Y ahora, también, un crematorio. Nada de esto se permite en el norte”, denuncian.

El clamor vecinal resuena de nuevo. No es solo una batalla ambiental o legal: es, como dicen los manifestantes, una lucha por un trato igualitario en el diseño y la gestión de la ciudad.