Le confiscan el coche fúnebre y teme que su negocio acabe enterrado

Le confiscan el coche fúnebre y teme que su negocio acabe enterrado

Søren Seiersen nunca imaginó que una simple lectura del periódico cambiaría su vida de forma radical. Una tarde cualquiera, hojeando las páginas de noticias judiciales, estuvo a punto de escupir el café cuando se encontró con una noticia que le resultó demasiado familiar. La policía había ordenado el embargo de un coche fúnebre. Su coche fúnebre.

Como propietario de la empresa funeraria Begravelse Østjylland, Seiersen ha dependido de este vehículo para su trabajo diario. Pero ahora, su negocio está en peligro. Todo comenzó en 2020, cuando fue sancionado por cometer tres infracciones de tráfico con su coche particular. La consecuencia: una suspensión condicional de su licencia de conducir y un plazo de seis meses para poder recuperarla. Hasta ahí, todo parecía un proceso normal.

Sin embargo, el conflicto estalló cuando la policía interpretó que durante ese período no podía conducir ningún vehículo, ni siquiera su coche fúnebre. Seiersen, por su parte, estaba convencido de que sí tenía derecho a hacerlo. Esta discrepancia se convirtió en una pesadilla administrativa que hoy amenaza con sepultar su empresa.

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Un castigo que pone en jaque su sustento

Desde el inicio de la disputa, el empresario ha intentado aclarar la situación con las autoridades. Sin éxito. Sus intentos de obtener una respuesta clara sobre lo que ha hecho mal han sido en vano. «Me he sentido realmente frustrado por esto. También afecta a mis empleados, que dependen de este coche para trabajar», explica Seiersen.

La situación dio un giro inesperado en el verano de 2024, cuando recibió una notificación oficial: su coche fúnebre sería incautado. La razón que argumentaba la policía de Jutlandia Central y Occidental era que lo había conducido sin licencia en tres ocasiones. Pero para Seiersen, esta decisión es incomprensible. «Nunca me han parado ni en un coche normal ni en el coche fúnebre. Para mí es un misterio que hayan decidido confiscar el vehículo que es el sustento de mi negocio y de dos familias», afirma.

¿El entierro de su empresa?

La falta de un coche fúnebre no es un problema menor en su sector. Sin él, el negocio no puede operar. Seiersen teme que la situación lo lleve al cierre definitivo de su empresa funeraria, lo que dejaría sin trabajo a varias personas. «La consecuencia puede ser que, en última instancia, tenga que cerrar una empresa que es el sustento de dos familias», lamenta.

Mientras la incertidumbre crece, el empresario sigue esperando una respuesta clara. Para él, la justicia aún no ha hablado, pero su empresa ya está sufriendo las consecuencias.