En el silencio del cementerio de Andorra, el paso del tiempo dejó su huella. Algunos de sus nichos, con más de cien años de antigüedad, ya no eran seguros y fueron demolidos en una decisión necesaria para garantizar la conservación del camposanto. Ahora, el Ayuntamiento trabaja en la construcción de un nuevo bloque de 60 nichos prefabricados, que no solo renovarán el espacio sino que también asegurarán la disponibilidad para el futuro.
Estos nichos, organizados en cuatro alturas con 15 celdillas cada una, estarán ubicados cerca del cerramiento del cementerio, junto a la última ampliación realizada. Aunque todavía quedan nichos disponibles de esa fase anterior, el concejal de Obras y Servicios, Alberto Villanueva, ha señalado que “siempre es importante contar con espacio de reserva”.
La intervención no se limita solo a la construcción de los nuevos nichos. También se ha trabajado en la nivelación del suelo de la zona, cubriéndolo con una capa de grava para facilitar el tránsito y mejorar la accesibilidad en el recinto. De esta manera, las visitas podrán realizarse con mayor comodidad y seguridad, especialmente en épocas de lluvias, cuando el terreno podía volverse más inestable.
Además, los operarios de la brigada municipal han aprovechado para realizar otras mejoras en el cementerio. Una de las acciones más esperadas ha sido la reparación de las cubiertas de algunos nichos que resultaron dañados durante el temporal Filomena en 2021. La intensa nevada dejó su marca en muchas infraestructuras del municipio y, hasta ahora, algunos de estos desperfectos aún seguían sin solucionarse.
Con estas actuaciones, el Ayuntamiento de Andorra avanza en la modernización del cementerio, combinando la preservación de su historia con la adaptación a las necesidades actuales. Esta ampliación no solo responde a una cuestión de espacio, sino que también forma parte de un plan de mejora que garantizará la seguridad y el mantenimiento adecuado del recinto en los próximos años.