Lanzarote enfrenta el desafío de enterrar a los fallecidos en la ruta migratoria

Lanzarote enfrenta el desafío de enterrar a los fallecidos en la ruta migratoria

En las costas de Lanzarote, el drama migratorio no termina con los rescates o las detenciones. Una realidad menos visible, pero igualmente compleja, recae sobre las autoridades locales y los servicios funerarios: dar sepultura a quienes no sobreviven al peligroso viaje. Durante el último año, Arrecife y Teguise, dos de los municipios más afectados por esta situación, han asumido la tarea de enterrar a decenas de inmigrantes fallecidos.

En su mayoría, se trata de personas sin identificación que no logran ser reclamadas por sus familiares. Según Maite Corujo, concejal de Bienestar Social de Arrecife, el municipio se encarga de los sepelios de aquellos cuyos cuerpos llegan a la isla sin documentación. “En lo que va de año, hemos gestionado nueve entierros y todavía hay dos cuerpos en el depósito esperando ser identificados”, explica. Los trámites, además de complejos, evidencian un proceso que muchas veces se convierte en una tarea administrativa rutinaria, un reflejo de cómo se ha deshumanizado el fenómeno migratorio.

El panorama no es más sencillo en Teguise, donde Eugenio Robayna, concejal responsable de Cementerios, resalta las dificultades logísticas y económicas de los sepelios, especialmente para los inmigrantes de religión musulmana. “Ellos requieren entierros específicos, en tierra y orientados hacia La Meca, lo que representa un gasto significativo para el municipio”, detalla. En algunos casos, los familiares reclaman los cuerpos para ser repatriados, pero cuando esto no ocurre, los ayuntamientos deben asumir los costos.

Un problema que crece

Mientras tanto, la presión sobre las infraestructuras locales no cede. La falta de espacio en los cementerios y la saturación en la morgue de los juzgados de Arrecife son desafíos adicionales. Según Corujo, las llamadas desde los juzgados para liberar espacio son frecuentes. “La necesidad de actuar con rapidez no deja tiempo para reflexionar sobre el trasfondo humano de cada caso”, comenta.

Además, el aumento en las llegadas de pateras también supone un mayor volumen de fallecimientos. La ruta atlántica sigue siendo una de las más peligrosas del mundo, pero la desesperación impulsa a miles de personas a intentarlo cada año. Aunque los municipios hacen esfuerzos por mantener el respeto a las creencias y tradiciones de los fallecidos, la logística detrás de cada entierro refleja la complejidad de un fenómeno que va más allá de las fronteras.

La necesidad de una solución

El fenómeno migratorio ha sido durante décadas una realidad cotidiana para las islas Canarias. Sin embargo, esta faceta menos conocida del proceso pone en evidencia la necesidad de acciones coordinadas a nivel nacional e internacional. Mientras tanto, en Lanzarote, los entierros de migrantes continúan desarrollándose en silencio, como un recordatorio de las vidas que se pierden en busca de un futuro mejor.