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Actualizado: 19/04/2024
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El catedrático de Medicina Conde-Bru: «La política no puede utilizar la muerte digna como marketing»

El catedrático de Medicina Conde-Bru: «La política no puede utilizar la muerte digna como marketing»

Vía: Autor de la entrevista: Víctor Navarro / El Mundo

El catedrático de Medicina y médico ya jubilado Javier García Conde-Bru impartió, el pasado junio, una conferencia en Castellón sobre la eutanasia, un tema polémico sujeto a dos fuentes de presión: una legislación española contraria al suicidio asistido y, por otra parte, una fractura social entre quienes abogan por un marco legal y los que rechazan esta iniciativa avalada en países europeos como Suiza, Bélgica y Holanda.

¿Cuál es el ámbito legal de la eutanasia de España comparado con el de otros países?
La eutanasia está prohibida por el Código Penal, no está regulada y el articulo 144.3 es el que la prohíbe. Este artículo sanciona cualquier situación donde esté implicada la eutanasia, el suicidio asistido y el entorno de los estados vegetativos permanentes. En este último caso hablamos de personas que no han dado consentimiento a su muerte anticipada porque no tienen capacidad para ello. A causa de su estado no tienen una voluntad anticipada y no pueden expresar su deseo de finalizar con su propia vida. Los estados que cumplen con el requisito y apoyan la libertad del ser humano para decidir sobre su muerte son Suiza, Holanda y Bélgica, en Europa, y el estado de Oregón en EEUU. A Suiza, por ejemplo, van personas de todo el mundo, de España también, para morir dignamente. Aquí no pueden.

¿Qué cambios están planteando diferentes partidos políticos?
Están promoviendo una ley de muerte digna que en realidad no lo es. Pretenden transformar una muerte digna, lo que debería ser, en unas buenas prácticas médicas, pero para eso no hace falta la ley. Eso sólo son buenas prácticas médicas, esa actitud de los partidos políticos no es cierta, con lo que engañan a la ciudadanía. Los partidos no pueden utilizar lo que llaman muerte digna como marketing, pero es difícil para un país abordar la libertad del ser humano cuando hay una invasión de lo que se llama el nacionalcatolicismo, que invadió las mentes de las personas en la faceta educativa y que rechazaba la decisión del individuo de cuándo debe morir.

¿Qué procesos intervienen en el individuo para tomar la decisión de querer morir?
Todas las personas conceptualizan aspectos comunes a toda la humanidad: todos quieren una vida buena y una muerte buena también, pero una muerte buena depende de que cada uno pueda elegir cuándo morir, eso es morir con dignidad porque es morir de forma autónoma. Yo no apoyo las éticas judeocristianas y las que proceden de Kant, basadas en el que la vida es un don recibido del que no se puede prescindir. Sí participo de la filosofía británica del utilitarismo que sí apoya la libertad del ser humano para decidir cómo debe vivir y cómo debe morir. Es una filosofía que rechaza el sufrimiento porque el sufrimiento no tiene ninguna recompensa. No la hay por vivir más tiempo y con más sufrimiento. De hecho, cuando una persona fallece tras una enfermedad dolorosa y cruel, hasta los familiares más religiosos dicen que es un descanso para todos. Eso demuestra que, en realidad, estamos a favor de que exista el derecho a un suicidio asistido con una asistencia de calidad.

¿Debe haber límites al suicidio asistido?
Una de las condiciones para solicitar el suicidio asistido es que concurra un proceso irreversible, que no haya alternativas y lo solicite previamente. Hay un planteamiento que ahora mismo tiene un cierto grado de relieve y se llama el cansancio vital. Hay personas que no están enfermas pero que dimiten de la vida. Ese es un tema complejo y hay que estudiarlo de forma separada del suicidio asistido, ligado a la irreversibilidad del problema. Resulta difícil entender que no haya penalización en suicidio y sí lo haya por el suicidio asistido solicitado voluntariamente y de forma autónoma. Ahora hay un problema en la calidad asistencial, porque no existe sanidad universalizada si el 50% de la población no tiene acceso a la atención de los cuidados paliativos. Eso requiere muchos recursos e inversión y eso no va a pasar, con lo que no va a estar garantizada una atención de calidad en el final de la vida. Eso aumenta la conciencia a favor del suicidio asistido porque muchos ciudadanos desconfían de esa sanidad universal. Se trata de un tema de calidad asistencial de y buenas prácticas, no simplemente de números como les interesa a los políticos.

Fuente: El Mundo

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