Asociación Sad Hill pedirá declaración BIC al cementerio donde se rodó “El bueno, el feo y el malo”
La Asociación Cultural Sad Hill prepara un informe para solicitar a la Junta de Castilla y León la declaración como Bien de Interés Cultural, con la categoría de Sitio Histórico, del Cementerio de Sad Hill, en Santo Domingo de Silos (Burgos), donde se rodó la escena final de la película «El bueno, el feo y el malo» (1966), protagonizada por Clint Eastwood.
La arquitecta Montserrat Moneo, coordinadora de la iniciativa, ha explicado hoy a Efe que a la Junta de Castilla y León le ha parecido muy interesante la idea, por su carácter novedoso. El patrimonio de Castilla y León no cuenta con bienes vinculados al mundo del cine, no existe ningún Bien de Interés Cultural (BIC) que se haya declarado en base a su valor cinematográfico, ha precisado.
De ahí nace el reto de la Asociación Cultural Sad Hill, que tiene que justificar el interés artístico singular y relevante del Cementerio de Sad Hill (lugar donde se instaló el decorado y recreación) para que su petición prospere. La declaración se enmarcaría en la categoría de Sitio Histórico, pues el camposanto se diseñó específicamente para el rodaje de una de las películas más importantes de la historia del cine.
Sin la escena final no se llega a entender «El bueno, el feo y el malo», es un icono de la historia del cine y esa es una de las justificaciones que se incluirán en el documento, ha detallado. Además, el cementerio se creó en un entorno natural ya existente, en el municipio de Santo Domingo de Silos, y encaja en la corriente artística Land Art que mezcla naturaleza, escultura y arquitectura.
Surgió en los sesenta del pasado siglo en Estados Unidos y se caracteriza por la creación de obras de arte efímero a través de intervenciones con la naturaleza. Con todo ello, Moneo considera que hay argumentos suficientes para declarar el cementerio como BIC, y parece que la Junta muestra una actitud «favorable y colaboradora».
Se han reunido con varios técnicos de la Dirección general de Patrimonio, que han pedido un informe para conocer el proyecto al detalle; a continuación, se registrará formalmente la solicitud de declaración. La arquitecto confía en tener elaborado el documento para finales de octubre, y poder así reunirse de nuevo con los técnicos antes de que concluya este año, para que la Junta incoe expediente en 2018.
Es un proyecto a largo plazo, pues la tramitación administrativa lleva su tiempo, pero al menos Patrimonio está interesado, como un elemento más de su proyecto de oferta turística cinematográfica. Por otra parte, Montserrat Moneo cree que no va a existir problemas con el hecho de que el cementerio tenga solo cincuenta años de vida, y no los cien que se suelen exigir para un BIC.
La norma autonómica no recoge ese requisito, aunque se suele dar por sobreentendido, pues es lo que se ha venido haciendo de manera habitual, ha reconocido. Sin embargo, el cine tiene poco más de cien años y «El bueno, el feo y el malo» cumplió el pasado año los cincuenta, lo que significa que tiene una antigüedad relativa importante.
A juicio de Moneo, el patrimonio de Castilla y León debe incluir el cine pues es un arte más, y la declaración de Sad Hill como Bien de Interés Cultural sería un primer paso. Para la Asociación Cultural Sad Hill supondría un reconocimiento, una protección y una tutela; es una etiqueta de calidad que otorga la máxima protección frente a otras administraciones y ayudaría a la conservación y promoción del recurso cultural y turístico.
Además, sería la primera declaración de estas características en España, puesto que no existe ningún espacio protegido por su valor cinematográfico, de manera exclusiva. En la Ley de Patrimonio Histórico Español se recoge la figura del paisaje cultural, que protege por ejemplo los escenarios de Almería en los que se rodaron las míticas películas del género conocido como ‘spaguetti western’.
Sin embargo, la protección responde más al valor geológico y geográfico del paisaje que a su valor cinematográfico, ha apuntado Moneo, de ahí la singularidad de la iniciativa.