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Actualizado: 18/04/2024
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El cementerio judío de Praga se digitaliza para dar nombre a las más de 12.000 lápidas

El cementerio judío de Praga se digitaliza para dar nombre a las más de 12.000 lápidas

Praga (capital de la República Checa), sin duda, dispone de un lugar muy emblemático, hablamos del viejo cementerio judío, con sus 12.000 lápidas incrustadas de forma desordenada en un reducido espacio detrás de dos sinagogas, se «digitaliza» para dar nombre a cada una de las personas enterradas allí.

Más de un siglo después de dejar de utilizarse, el Museo Judío de Praga, que gestiona el cementerio, se ha propuesto a ordenar el desorden de las lápidas, que en algunos casos corresponden a tumbas que se encuentran a hasta cuatro capas de profundidad del cementerio.

Según explica Daniel Polakovic, historiador de la comunidad judía praguense, al menos 30.000 personas están enterradas en este lugar que tiene una superficie de apenas una hectárea. «Estamos en medio de un plan geodésico digital. Se trata de una documentación fotográfica completa», explica. «Se controlan las transcripciones de las lápidas y de todo ello surgirá una base de datos de los difuntos que será accesible en una página web», agrega Polakovic en unas declaraciones.

Todavía no existe una fecha concreta para el lanzamiento de este banco de datos, simplemente por la enorme cantidad de nombres e informaciones que hay que procesar. Además de datos sobre los difuntos enterrados, las losas contienen información sobre sus padres y familiares, «con lo que la base de datos asciende a unas 100.000 personas», calcula Polakovic.

Así, en un futuro cercano, los descendientes de judíos praguenses, los turistas y curiosos de todo el mundo podrán saber con exactitud quién está enterrado en cada palmo de este camposanto. Este cementerio ha sufrido numerosas vicisitudes desde su establecimiento a comienzos del siglo XV hasta que dejó de utilizarse a finales del XVIII.

Su tamaño ha ido disminuyendo, sobre todo por el plan de saneamiento de la ciudad en el siglo XIX, ya que en el entonces barrio judío existía una compleja estructura de viviendas con condiciones de vida bastante insalubres. Hoy, este «fotogénico» lugar, considerado todo un oasis de tranquilidad, atrae cada año a más de 600.000 visitantes de todo el mundo, convirtiéndose en un importante foco turístico de Praga.

El cementerio está escoltado por las sinagogas de Klausen y de Pinkas (ambas del siglo XVI), algo que se explica por las estrecheces de espacio en aquel barrio praguense.

Entre los insignes que yacen enterrados destacan el rabino Judah Löw ben Bezalel, famoso talmudista, místico judío y filósofo del siglo XVI que codificó los estatutos de su comunidad y predicó la igualdad de derecho, así como el apoyo a los pobres.

«Fue un pensador religioso, un filósofo, que publicó numerosos libros en vida, lo que entonces no era habitual, y fue muy prolífico en lo literario», explica Polakovic. El rabino Löw pasó a la historia no solo por sus escritos y su pensamiento sino como supuesto creador del «golem» de Praga, una figura mitológica que él mismo moldeó con barro a partir de un sueño para defender a los judíos de Praga de sus enemigos.

También están enterrados en el cementerio los restos del rabino y poeta Avigdor Kara, cuya lápida de 1439 es la más antigua del lugar. «Describió el pogromo de 1389, en el fue liquidada la mayor parte de la comunidad judía del barrio y probablemente fue testigo de ello, aunque no hay constancia documental», cuenta Polakovic.

Debido al mal estado de la lápida de Kara, en el viejo cementerio se encuentra solo una réplica y el original se expone en la cercana sinagoga de Meisel. De hecho, el fundador de ese templo, el banquero, filántropo y antiguo presidente de la comunidad judía Mordechai Meisel (1528-1601), también está enterrado en el viejo cementerio.

La comunidad judía de Praga, durante siglos una de las más importantes de Europa central, fue exterminada casi por completo durante el Holocausto. Hasta 1938, la población judía de la capital entonces checoslovaca contaba unas 55.000 personas, frente a las 5.000 de hoy.

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