En un mundo donde las redes sociales se han convertido en un escenario cotidiano de interacción, las palabras pueden tener un impacto inesperado. Esto fue precisamente lo que ocurrió con Óscar Borrell, concejal de Ontinyent, quien, en un intento de conectar dos temas aparentemente dispares, acabó generando una controversia en su comunidad. Borrell, al desear suerte a sus conciudadanos para la lotería de Navidad, añadió un comentario que no pasó desapercibido: vinculó la suerte en el juego con la salud necesaria para «tardar en gastar los nuevos nichos del cementerio», cuya construcción acaba de finalizar.
El mensaje fue compartido en sus redes sociales, y no tardó en provocar una respuesta crítica por parte de la ejecutiva social del PSPV, quienes calificaron el comentario de «muy desagradable» y expresaron su descontento señalando que «este es el nivel» de quien lo emitió. La publicación, considerada por muchos como insensible, resaltó la frágil relación existente entre el PSPV y Ens Uneix, el partido del concejal, la cual ya había mostrado signos de tensión en semanas anteriores.
El contexto político en Ontinyent ha estado agitado desde un enfrentamiento verbal entre la vicepresidenta de la Diputación de València, Natàlia Enguix, y Vicent Mascarell, diputado socialista. Este incidente resultó en la suspensión temporal de ayudas de la Diputación al Ayuntamiento de Gandia. Sin embargo, en un giro reciente, la Diputación otorgó una ayuda a la capital de la Safor, lo que añade una capa más a la ya compleja dinámica política local.
La publicación de Borrell no solo ha reavivado el debate sobre la sensibilidad en la comunicación pública, sino que también ha resaltado la importancia de las relaciones interpersonales y políticas en la gestión local. El comentario, aunque tal vez destinado a ser humorístico, ha sido percibido por muchos como un recordatorio de las tensiones subyacentes y las expectativas de los ciudadanos sobre sus representantes.
La situación plantea una reflexión sobre el papel de las redes sociales en la política y la necesidad de un manejo cuidadoso del lenguaje en plataformas donde las palabras pueden ser interpretadas de formas diversas. En una era donde la inmediatez de la comunicación digital puede amplificar el alcance de cualquier mensaje, los líderes políticos enfrentan el reto constante de medir el impacto de sus palabras, conscientes de que estas pueden resonar más allá de sus intenciones iniciales.
El caso de Ontinyent es un ejemplo más de cómo un comentario puede convertirse en un catalizador para el debate público, subrayando la importancia de la empatía y la consideración en la comunicación política. Como sociedad, continuamos aprendiendo sobre el poder de las palabras y la responsabilidad que conllevan, especialmente cuando son emitidas desde una posición de influencia.




