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¿Es normal hablar con alguien que ha muerto?

¿Es normal hablar con alguien que ha muerto?

Conversaciones con el más allá: La normalidad detrás de hablar con los muertos

En una fría tarde otoñal, rodeado de árboles que susurran el paso del tiempo en un cementerio centenario, un hombre se sienta junto a la tumba de su abuelo. Su voz se eleva suave, contando relatos de la vida cotidiana, compartiendo logros y confiendo sus miedos como lo hacía cuando era niño. A simple vista, puede parecer una escena que desafía la lógica, hablando con alguien que ya no está físicamente presente. Sin embargo, para muchos, este acto es más común, y tal vez más «normal», de lo que se podría imaginar.

El puente invisible del recuerdo

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A través de los siglos, hablar con los muertos ha encontrado su espacio en la diversidad de culturas alrededor del mundo. Desde celebraciones vibrantes como el Día de los Muertos en México hasta ceremonias ancestrales en África y Asia, el diálogo con quienes han partido es una práctica observada con respeto y significado profundo.

Desde un punto de vista racional, hablar con los muertos no implica necesariamente un acto espiritual o místico. Se trata de un ritual personal, un vehículo de comunicación que puede otorgar consuelo emocional y ayudar a procesar el duelo. En el ámbito de la psicología, los expertos concuerdan en que expresar pensamientos y sentimientos a seres queridos que han fallecido puede ser un mecanismo natural de afrontamiento, permitiendo a las personas mantenerse conectadas con su memoria y legado.

La ciencia del consuelo

La ciencia sugiere que este comportamiento puede ser una parte normal del proceso de duelo. Investigaciones han demostrado que mantener un «diálogo» interno con los fallecidos puede ayudar a aliviar el dolor de la pérdida y facilitar el desarrollo de una nueva identidad sin su presencia física. El acto simbólico de «hablarles» permite a los individuos continuar incorporando la influencia del fallecido en sus vidas de manera saludable.

Joseph, un investigador del comportamiento humano, explica que «hablar con los muertos no es una conversación en el sentido literal, sino una forma de expresar aspectos no resueltos o emociones que uno no pudo compartir en vida.» Este tipo de expresión puede actuar como terapia, ayudando a asimilar la pérdida.

La línea entre lo real y lo deseado

Sin embargo, este fenómeno no está exento de mitos y supersticiones. En algunas culturas, se cree que los espíritus realmente responden, una noción que ha sido explotada en campos como el esoterismo. Es crucial reconocer la frontera entre la creencia personal y las explicaciones basadas en evidencia. Si bien las experiencias subjetivas son válidas y significativas para quienes las viven, no deben confundirse con evidencia científica de comunicación posmorte.

En el umbral del recuerdo

La aceptación de hablar con los muertos varía ampliamente de una cultura a otra, y mientras para algunos sigue siendo un tabú, para otros es una parte invaluable de sus prácticas de duelo.

Aniya, quien perdió a su madre hace cinco años, comparte que «hablarle» regularmente le ha otorgado una sensación de paz y continuidad. «Es mi manera de hacerle saber que sigo honrando su vida y su impacto en la mía,» explica.

En última instancia, lo que puede parecer irracional a simple vista, encuentra su justificación en la idea profundamente humana de aferrarnos a las conexiones que nos definen. Así como una brisa inesperada en el ocaso de la tarde o un rayo de sol atravesando las nubes, nuestras conversaciones con los que se han ido pueden ofrecer momentos fugaces de conexión y consuelo en el paisaje vasto e incierto del dolor y el recuerdo.

Al final, hablar con los muertos podría no ser una conversación como las conocemos, pero es una línea de comunicación que muchos eligen transitar, buscando encontrar alivio en el eco de su propio corazón.

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