Funsegur
Gesmemori

Descubren un hipogeo oculto más de 3.000 años en Mallorca

Descubren un hipogeo oculto más de 3.000 años en Mallorca

Durante años, Son Sunyer aparecía en los manuales como un capítulo cerrado de la prehistoria mallorquina. Ocho hipogeos catalogados en los sesenta, una cantera que mutiló parte del yacimiento y un paisaje arqueológico del que, se pensaba, ya se había dicho todo. Sin embargo, aquella certeza se vino abajo en la última jornada de excavación de 2024, cuando una simple esquina de roca tallada obligó a detenerlo todo. No encajaba con la cantera, no respondía a ningún registro previo… y abría la puerta a una posibilidad extraordinaria: un hipogeo completamente desconocido.

La sorpresa fue mayúscula. En un territorio donde la mayoría de las cavidades funerarias han sido expoliadas, alteradas o reutilizadas durante siglos, encontrar una cámara potencialmente intacta es poco menos que un milagro arqueológico. El equipo dirigido por Pau Sureda (Incipit-CSIC) y Jordi Hernández (ICAC) no tardó en reorganizar prioridades. Primero, georradar para confirmar la anomalía. Después, una ampliación de la zona de excavación. Finalmente, la constatación: el noveno hipogeo de Son Sunyer emergía después de más de 3.000 años oculto bajo los sedimentos del marés.

La importancia del hallazgo va mucho más allá del simple número. Hacía más de dos décadas que no se documentaba en Mallorca una estructura de este tipo con posibilidad de mantener niveles originales del Bronce. Y prácticamente ninguno de los más de cien hipogeos registrados en la isla ha podido estudiarse con metodología arqueológica contemporánea. Aquí puede estar la excepción. Ya en superficie han aparecido restos óseos de adultos y niños, piezas dentales y fragmentos materiales que apuntan a un uso funerario primigenio.

elfunerariodigital

Si la cámara conserva su nivel fundacional, los investigadores podrán reconstruir con precisión cómo se enterraba, a quién se enterraba y qué significado tenía para aquellas comunidades insulares depositar a sus muertos en cuevas excavadas en la roca. Desde patologías y dietas hasta vínculos familiares mediante ADN antiguo, cualquier detalle puede aportar luz a un periodo que, según reconoce Sureda, ha sido tradicionalmente “muy mal conocido”.

Además, el descubrimiento encaja dentro de un marco más amplio: el proyecto Premetoc, dedicado a estudiar cómo circularon los metales y cómo esa circulación configuró relaciones humanas en el Mediterráneo Occidental durante la Edad del Bronce. En Son Sunyer ya se han hallado punzones metálicos, botones de hueso y cerámicas de distintas épocas, piezas que dialogan con aquellas antiguas redes que conectaban Chipre, la Península o incluso Escandinavia.

Ahora toca limpiar la cavidad, retirar los derrumbes de la cantera y evaluar la preservación interna. Si el interior ha sobrevivido, Mallorca podría recuperar no solo una tumba perdida, sino un fragmento esencial para entender cómo se transformó la isla hace entre 3.000 y 4.000 años.

Scroll al inicio