Cada diciembre, cuando Zaragoza enciende sus luces y la ciudad se prepara para despedir el año, el Cementerio de Torrero se convierte en un escenario inesperado de arte, emoción y memoria. Allí tiene lugar la entrega de unos premios que, lejos de lo solemne, buscan celebrar la creatividad y la cultura funeraria desde distintas disciplinas. Es un encuentro que une a vecinos, artistas y visitantes en un mismo gesto: recordar a los que ya no están a través del arte que ellos inspiran.
La edición de 2025 mantuvo ese espíritu. La ceremonia, integrada dentro del acto “Navidad en el Recuerdo”, iluminó el complejo funerario el 3 de diciembre con un encendido simbólico de luces y la música del Coro Musicalia, que puso un toque cálido y cercano a una tarde cargada de significado. Fue entonces cuando se dieron a conocer los ganadores de los concursos culturales del año, gestionados por la Unidad Sociocultural del Cementerio de Torrero.
Uno de los pilares de esta iniciativa es el Concurso de Relatos “Ángel Sanz Briz”, dedicado a la memoria, al cementerio y a la figura del diplomático español que salvó a miles de judíos durante el Holocausto. Este año, el primer premio recayó en Sergio López Vidal, mientras que Xavier Pardell Peña fue reconocido como finalista. Además, se concedieron accésits a Bernarda del Cristo Rodríguez Gil y a Raúl Garcés Redondo por la calidad y sensibilidad de sus obras.
La fotografía, otra de las grandes protagonistas, volvió a mostrar que el cementerio es también un espacio de belleza arquitectónica y simbólica. En el IX Concurso de Fotografía, el primer premio fue para Iñaki Reguero Nieves, seguido por Natalia Sánchez Alcaraz y Carolina Paluzo Sánchez. Sus imágenes, seleccionadas entre numerosas candidaturas, ofrecen nuevas formas de mirar un recinto que guarda historia en cada rincón.
El certamen más singular, el Concurso de Epitafios, volvió a sorprender con creatividad, humor y emoción. El primer premio fue para Rafael Rodrigo Domenech; el segundo, para Francisco Bernet Granado; y el tercero, para Ramón Alberto González. Además, se otorgó un accésit a María Isabel Vicente Gonzalo, cuyo epitafio destacó por su ingenio.
La entrega oficial de todos los galardones tuvo lugar el 4 de diciembre en la Sala de Ceremonias n.º 1 del Complejo Funerario de Torrero, donde los premiados recibieron el reconocimiento del jurado y de la ciudad.
A través de estos concursos, Zaragoza reafirma su apuesta por difundir la cultura funeraria y acercarla a la ciudadanía desde una perspectiva artística, respetuosa y profundamente humana.




