En las vastas arenas del noreste del Delta del Nilo, donde se asienta la histórica ciudad de Tanis, un misterio arqueológico ha sido finalmente resuelto después de más de ocho décadas de incertidumbre. Durante años, un sarcófago sin inscripciones ha desafiado a los expertos, ocultando la identidad de su ocupante en la tumba real de Osorkon II. Ahora, gracias a un hallazgo extraordinario, se ha revelado un capítulo olvidado de la historia del Antiguo Egipto.
Bajo la dirección del egiptólogo Frédéric Payraudeau, una misión arqueológica franco-egipcia ha descubierto 225 ushabti, figuras funerarias de gran valor artístico, cuidadosamente apiladas en capas de arcilla junto al sarcófago anónimo. Este hallazgo tiene un significado especial no solo por su cantidad y estado de conservación, sino por las inscripciones jeroglíficas que portan. Estas inscripciones han permitido a los investigadores identificar al verdadero dueño del sarcófago: Sheshonq III, un faraón que gobernó durante un periodo turbulento de conflictos dinásticos en el siglo IX a.C.
El enigma de la tumba de Sheshonq III ha fascinado a los arqueólogos desde 1939, cuando los Tesoros de Tanis fueron descubiertos, considerados el hallazgo más importante desde la tumba de Tutankamón. Sin embargo, la aparición de los ushabti, destinados a servir al faraón en el más allá, sugiere que Sheshonq III fue enterrado finalmente en la tumba de Osorkon II, lo que indica que su propia tumba pudo haber sido usurpada o profanada.
Las estatuillas halladas, elaboradas en una cerámica vidriada de tonalidades azuladas y verdosas, no solo enriquecen el estudio del arte funerario, sino que también confirman la identidad del ocupante del sarcófago. Este descubrimiento es fruto de un esfuerzo colaborativo de años entre el Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto y la misión arqueológica francesa, que trabaja en Tanis desde 1929.
El hallazgo ha abierto nuevas líneas de investigación sobre las prácticas funerarias reales durante la Tercera Edad Intermedia. En la cámara norte de la tumba se han encontrado nuevas inscripciones que podrían ofrecer más información sobre los rituales de enterramiento y las circunstancias políticas del reinado de Sheshonq III.
Este descubrimiento monumental no solo reescribe la historia de Tanis, sino que también demuestra que, en el mundo de la arqueología, siempre hay nuevas historias esperando ser contadas. Las pequeñas figuras de cerámica, testigos silenciosos de un pasado lejano, han iluminado uno de los misterios más perdurables del Antiguo Egipto, mostrando que el pasado aún guarda secretos por descubrir.




