En un panorama sombrío y caótico, las funerarias en Ucrania libran una batalla diaria por sobrevivir. En un contexto marcado por la corrupción, estas empresas compiten ferozmente por ser las primeras en llegar a los clientes, incluso cuando se trata de los muertos en el frente o de víctimas de fragmentos de misiles y drones. El periódico francés Le Mond ha sacado a la luz las prácticas oscuras de este sector, donde la competencia no conoce límites.
Iván, un trabajador de 39 años de la funeraria ucraniana Anubis, revela la cruda realidad del negocio. En un café de Odessa, confiesa que las empresas establecen acuerdos informales con la policía, hospitales y morgues para obtener información privilegiada sobre fallecimientos a cambio de compensaciones económicas. «No es corrupción, se llama comprar información», afirma Iván, justificando un sistema que considera necesario para la supervivencia.
El negocio funerario en Ucrania es un mercado salvaje, comparado por Iván con actividades ilícitas como la prostitución, el tráfico de drogas y el juego. Sin embargo, la crisis económica del país ha afectado también a este sector. Aunque la guerra ha incrementado el número de defunciones, la población ha disminuido y con ella los recursos económicos. Las funerarias han encontrado un nuevo nicho en los inmigrantes, quienes enfrentan dificultades para enterrar a sus seres queridos en su tierra natal.
Roman Melnyk, de la empresa Osiris en Kiev, asegura que los nuevos clientes, marcados por el estrés y la depresión, recurren a sus servicios en busca de apoyo. A pesar de las dificultades, el negocio sigue adelante, adaptándose a las circunstancias y buscando nuevas formas de mantenerse a flote.
El reportaje de Le Mond expone un problema que ha permanecido en la sombra, pero que afecta a miles de familias en Ucrania. En un país devastado por el conflicto, el negocio funerario se ha convertido en un reflejo de las tensiones y luchas diarias por la supervivencia. A medida que el país enfrenta su futuro, las funerarias continúan operando en un entorno donde la moral y la ética son puestas a prueba constantemente.




