En el pintoresco Monistrol de Calders, un pequeño enclave en el interior de Barcelona, la tradición y la modernidad se encuentran con un proyecto único en España: un cementerio que sigue los principios del feng shui. Esta propuesta, impulsada por inversores chinos residentes en Cataluña, ha sido recibida con entusiasmo por el alcalde Arturo Argelaguer, quien ve en este proyecto una oportunidad para el desarrollo económico del pueblo sin los inconvenientes de las industrias tradicionales.
El cementerio estará ubicado en una antigua masía, rodeada de naturaleza, un entorno que cumple con los principios del feng shui: luz solar, agua y viento, y protección de montañas. Carlos, uno de los empresarios detrás del proyecto, destaca que el lugar permite que la energía positiva fluya sin interrupciones. Esta iniciativa no solo ofrece un lugar de descanso para la comunidad china, sino que también será multiconfesional, abierto a todos.
Carlos llegó a España desde Qingtian, conocido por su comunidad migrante, y entiende la necesidad de un lugar donde las tradiciones puedan ser respetadas. Para muchos de los 350.000 ciudadanos de origen chino en España, el proyecto es una manera de arraigar sus costumbres en una tierra que sienten como propia, evitando la repatriación de los restos de sus seres queridos a China.
El alcalde Argelaguer, encantado con la idea, ha puesto condiciones para el proyecto: contribuciones económicas a la comunidad local, construcción de instalaciones deportivas y empleo de personal local para las obras, todas aceptadas por los empresarios. Además, la finca adquirida para el cementerio está en proceso de desalojo de sus ocupantes actuales, quienes han estado alterando la tranquilidad del pueblo con fiestas ruidosas.
El proyecto aún debe pasar por las aprobaciones urbanísticas necesarias, pero ya cuenta con el respaldo de la comunidad, que ve en él una oportunidad para fortalecer lazos culturales y económicos. Para Xiaobing Wang, del Centro Cultural Chino de Manresa, el cementerio representa un paso más en el arraigo de la comunidad china en España, un símbolo de integración y respeto mutuo.




