Barcelona ha vivido una jornada de recogimiento y homenaje durante la campaña de Todos los Santos, que ha visto a casi 70.000 personas visitar los cementerios de la ciudad. Este fin de semana, que culmina en el 1 de noviembre, ha sido un momento para recordar a los que partieron, en un contexto de clima agradable que ha animado a muchos a acercarse a estos lugares de memoria.
Las temperaturas, que alcanzaron los 23 grados, han favorecido una afluencia constante desde primeras horas de la mañana. Familias y amigos se han reunido para limpiar tumbas, depositar flores y ofrecer oraciones o momentos de silencio en recuerdo de sus seres queridos. Este ritual, profundamente arraigado en la cultura, ofrece un espacio para el duelo y la celebración de la vida de aquellos que ya no están.
Los cementerios de Montjuïc, Poblenou, Sant Andreu, Horta, Sant Gervasi, Les Corts, Sarrià, Sants y Collserola han extendido su horario de apertura para facilitar el acceso de los visitantes, abriendo sus puertas desde las 8 de la mañana hasta las 6 de la tarde. Esta ampliación ha sido una respuesta a la alta demanda de estos días, asegurando que todos pudieran rendir homenaje a sus difuntos.
Además, el transporte público ha jugado un papel esencial para facilitar estas visitas. Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB) ha reforzado los servicios de autobuses hacia Montjuïc y Collserola, asegurando que el acceso a los cementerios sea fluido y cómodo para todos.
La campaña de Todos los Santos no termina aquí. Se prevé que este domingo continúe la afluencia de visitantes a los cementerios, manteniendo viva la tradición de recordar y honrar a los fallecidos. Este flujo continuo de personas no solo refleja una tradición cultural, sino también un profundo respeto por la memoria de aquellos que han dejado una huella indeleble en la vida de sus seres queridos.
A medida que el día avanza y las flores se acumulan en las tumbas, Barcelona se convierte en un mar de recuerdos, un lugar donde el pasado y el presente se entrelazan en un homenaje silencioso pero poderoso. La ciudad, en estos días, es testigo de la fuerza del amor y el respeto que perduran más allá del tiempo y el espacio, un recordatorio de que, aunque los seres queridos puedan partir, su legado permanece vivo en los corazones de quienes los recuerdan.




