En el corazón del cementerio de Montjuïc, Barcelona, se encuentra un lugar que desafía las convenciones: una biblioteca funeraria rodeada de carrozas fúnebres y ataúdes. Sin embargo, lejos de ser un lugar sombrío, esta biblioteca es un refugio de conocimiento y serenidad. Fundada por Cementiris de Barcelona en 2013, abre sus puertas los fines de semana para aquellos que buscan un entendimiento más profundo sobre la muerte y sus rituales.
Adrià Terol, el actual gestor de la biblioteca, lleva en sus venas una tradición funeraria que se remonta a su abuelo, Manel Hernández. Manel fue carpintero y pasó 25 años construyendo ataúdes antes de dedicarse a la egiptología y la arqueología funeraria. Su pasión por el tema se refleja en los más de 2.000 libros que componen la colección, que abarca desde la botánica funeraria hasta el humor negro.
Adrià, historiador de formación, dedica sus días a cuidar de este espacio único. «Te conserva joven trabajar aquí», afirma con una sonrisa, recordando cómo su abuelo continuó visitando la biblioteca hasta los 89 años. Además de su trabajo en la biblioteca, Adrià organiza rutas culturales por los cementerios de Barcelona, compartiendo historias y anécdotas con los visitantes.
La biblioteca funeraria se ha convertido en un centro de referencia no solo en España, sino en toda Europa. Sus vitrinas iluminadas guardan volúmenes únicos, como ‘The Temple of King Sethos I At Abydos’, y otros textos sobre magia, brujería y demonología. Para Adrià, la muerte sigue siendo un tema tabú, un misterio que merece ser explorado y comprendido.
A pesar del entorno, Adrià no es supersticioso ni religioso. «No creemos en la vida después de la muerte», comenta, refiriéndose a su familia. Aun así, la presencia de ‘Cuarto Milenio’, el famoso programa de televisión, en el museo de carrozas fúnebres del cementerio, añade un toque de curiosidad paranormal al lugar.
Visitantes de todo tipo se acercan a la biblioteca, desde estudiantes investigando para sus tesis hasta personas simplemente curiosas. En un mundo que a menudo evita hablar de la muerte, este espacio ofrece una oportunidad para reflexionar sobre la vida y la muerte.
La biblioteca está abierta al público los fines de semana, pero también se puede acceder a sus recursos en línea. Para aquellos que buscan un enfoque más personal, Adriá y su equipo están siempre dispuestos a guiar a los visitantes a través de la rica historia de las carrozas fúnebres y los rituales funerarios.
Más allá de su función como biblioteca, este lugar es un recordatorio de que la muerte forma parte de la vida. Como dice Adrià, «la ves cerca y ves que tienes que aprovechar más la vida». En un kilómetro a la redonda, el silencio y la tranquilidad son palpables, ofreciendo un espacio de reflexión y paz.
Con cada libro y cada historia, la biblioteca funeraria de Montjuïc invita a los visitantes a cuestionar sus propias percepciones sobre la muerte, y quizás, a encontrar un poco de consuelo en el proceso.




