En el corazón de Barcelona, una antigua fábrica que antaño fue un vibrante parque infantil, Happy Park, se ha transformado en un lugar de descanso final: el Tanatorio de Sants. Sin embargo, esta metamorfosis no ha estado exenta de controversia ni de problemas financieros. Inaugurado en julio de 2023, este establecimiento funerario ha sido objeto de un feroz debate en el vecindario y una fuente de desafíos económicos para sus propietarios.
Bajo la gestión de Funeraria San Ricardo, una empresa familiar dirigida por la familia Albiol Almirall, el tanatorio ha mostrado un crecimiento impresionante en su facturación. En el último año, los ingresos alcanzaron 1,4 millones de euros, una cifra que casi triplica los 526.000 euros del año anterior, un periodo incompleto debido a su reciente apertura. A pesar de este aumento, las pérdidas persistieron, aunque se redujeron significativamente a 118.000 euros desde los 276.000 euros iniciales.
La familia Albiol, con Enrique Albiol Biosca a la cabeza, tiene un largo historial en el sector de seguros de decesos. Su empresa, Funeraria San Ricardo, opera también bajo las marcas Proxima Serveis Funeraris y Tanatori de Sants. Además, han registrado nombres como Últim Adeu y Tanatori de l’Eixample, reflejando su ambición de expansión en el mercado funerario.
Este tanatorio, ubicado en un edificio catalogado como Bien Cultural de Interés Local, ha sido blanco de la oposición vecinal. Los residentes locales, preocupados por la ubicación del tanatorio, han llevado su descontento tanto a las calles como a los tribunales. Sin embargo, el gobierno municipal anterior concedió la licencia de actividad, y en 2023, el Ayuntamiento de Barcelona aprobó un Plan Especial Urbanístico que regula la ubicación de nuevos tanatorios, limitándolos a áreas cercanas a cementerios.
A pesar de la resistencia inicial, el Tanatorio de Sants ha crecido, aumentando su plantilla de nueve a 19 empleados en un año. Su operación implica arrendamientos financieros significativos, con 242.000 euros destinados a las instalaciones, 38.000 euros para furgonetas de traslado de difuntos y 176.000 euros para vehículos funerarios.
Este lugar, el último tanatorio en abrir en el centro de Barcelona, representa un desafío a la normativa actual que impide nuevas instalaciones similares en la ciudad. La historia del Tanatorio de Sants es, en esencia, un reflejo de la compleja interacción entre el progreso económico y la sensibilidad social, un ejemplo de cómo las empresas deben navegar en un mundo donde las tradiciones y las modernidades chocan.




