Pocklington, una tranquila localidad en el este de Yorkshire, ha sido el escenario de un descubrimiento arqueológico sin precedentes. En 2014, durante unas obras rutinarias, emergió uno de los cementerios de la Edad de Hierro más destacados de Inglaterra, vinculado a la enigmática cultura de Arras. Los hallazgos, que han sido investigados meticulosamente desde entonces, incluyen más de 160 esqueletos y más de 70 túmulos cuadrados, elementos distintivos de esta antigua civilización celta.
Entre los enterramientos desenterrados, destaca el de un guerrero colocado sobre su escudo, el primero de su tipo encontrado en Gran Bretaña. Otro descubrimiento peculiar fue el de un joven guerrero con cinco lanzas atravesando su cuerpo, presumiblemente parte de un ritual destinado a liberar su espíritu. Estos hallazgos arrojan luz sobre las prácticas funerarias y las creencias espirituales de la época.
Uno de los descubrimientos más sorprendentes tuvo lugar en 2017: el entierro de un carro de la Edad de Hierro, acompañado por dos caballos enterrados de pie. Este hallazgo singular en el Reino Unido, reveló un carro intacto con tecnología metalúrgica avanzada, reflejando una sofisticada destreza en el trabajo del metal. También se encontró un escudo de bronce excepcionalmente conservado, con un diseño singular en Europa.
La cultura de Arras, que habitó East Yorkshire entre los siglos VIII y III a.C., es conocida por sus enterramientos distintivos y su relación con la tribu celta de los parisi. Los esqueletos encontrados, de hombres, mujeres y niños, muestran prácticas funerarias variadas, algunas de las cuales podrían haber sido rituales para asegurar que los espíritus no perturbasen a los vivos.
Este yacimiento no solo es una ventana al pasado, sino también una fuente invaluable de conocimiento sobre las creencias, jerarquías y tecnologías de la Edad de Hierro en Gran Bretaña. A través de análisis de ADN y estudios isotópicos, los investigadores buscan reconstruir la vida de estos antiguos pobladores y su legado en la región.