Desde su reciente entrada en el mercado, FuneCamp ha captado la atención del sector funerario catalán, especialmente por las tarifas notablemente más bajas que ofrece en comparación con sus competidores privados. Josep Maria Mons, presidente de la Asociación de Empresas de Servicios Funerarios de Cataluña (Asfuncat), ha alzado la voz ante esta situación, mostrando su preocupación por la sostenibilidad económica del nuevo operador funerario supramunicipal.
FuneCamp comenzó sus operaciones en junio, abarcando los municipios de Reus, Salou, Vila-seca y Constantí, con la promesa de ofrecer servicios un 30% más económicos. Las tarifas oscilan entre 1.800 y 2.800 euros, lo cual, según Mons, no reflejan los costes reales del servicio, planteando dudas sobre su viabilidad a largo plazo.
La inquietud de Mons radica en que ninguna empresa debería fijar precios por debajo de sus costes operativos, ya sea pública o privada. La posibilidad de que FuneCamp esté utilizando fondos públicos para cubrir pérdidas abre la puerta a lo que él considera una competencia desleal. Esta práctica podría no solo amenazar la sostenibilidad del servicio, sino también alterar el equilibrio del mercado funerario en la región.
A pesar de las tarifas competitivas, la entrada de FuneCamp ha sido vista con recelo por las funerarias privadas, que se esfuerzan en mantener un equilibrio entre calidad y precio. La expectativa sobre cómo influirá este nuevo competidor en el Camp de Tarragona es alta, y la asociación, según ha afirmado Mons, seguirá de cerca su evolución. De hecho, la posibilidad de que FuneCamp se una a Asfuncat no está descartada, siempre y cuando cumpla con los estatutos vigentes de la asociación.
FuneCamp, respaldada por los ayuntamientos de los municipios donde opera, gestiona actualmente las instalaciones de velatorio, el tanatorio y el crematorio de Reus, con planes de ampliar progresivamente su plantilla. Este respaldo municipal podría ser un punto a favor, pero también un factor que sus competidores vigilarán con atención, atentos a cualquier indicio de favoritismo o apoyo financiero indebido.
Mientras tanto, el debate sobre la regulación de tarifas y la sostenibilidad del sector funerario sigue abierto. La posibilidad de que FuneCamp establezca un nuevo estándar de precios más accesibles representa tanto una oportunidad como un desafío para las funerarias privadas, quienes podrían verse obligadas a reevaluar sus modelos de negocio para mantenerse competitivas.
En este contexto, el sector funerario catalán se encuentra en una encrucijada, entre la necesidad de adaptarse a un mercado en evolución y la protección de prácticas comerciales justas y viables. La historia de FuneCamp apenas comienza y su impacto, ya visible, podría redefinir el futuro de los servicios funerarios en Cataluña.