En la tranquila localidad de Fuente Encalada, en Zamora, un descubrimiento arqueológico ha comenzado a reescribir la historia de la presencia romana en la Península Ibérica. Un equipo de investigadores ha desenterrado una lápida funeraria que arroja nueva luz sobre la expansión romana en Hispania, desafiando las nociones previas sobre la composición y el despliegue de las tropas auxiliares romanas.
Detrás de este hallazgo se encuentran los investigadores Juan José Palao Vicente de la Universidad de Salamanca y Jorge Sánchez-Lafuente Pérez de la Universidad de León. La pieza, datada entre los años 27 a.C. y 68 d.C., pertenece a un soldado de caballería del Ala Augusta, una unidad auxiliar romana. Esta inscripción funeraria, un hallazgo inusual para soldados auxiliares de esa época, aporta información valiosa sobre la presencia de ciudadanos romanos en estas unidades antes de lo que se creía.
La inscripción en la lápida identifica al difunto como C(aius) Iulius […]mnus, utilizando los tres nombres característicos de un ciudadano romano, lo que es sorprendente ya que el Ala Augusta originalmente se formó con soldados no ciudadanos, principalmente de origen galo. La mención eq(ues) / al(ae) Aug(ustae) en la lápida confirma su pertenencia a la caballería de esta unidad, convirtiendo a este epitafio en el más antiguo de un soldado auxiliar en activo con ciudadanía romana encontrado en Hispania.
Este descubrimiento plantea nuevas preguntas sobre la cronología del Ala Augusta en la región. La lápida sugiere que su llegada a Hispania pudo haber ocurrido antes de lo registrado en documentos como el pacto de Clunia de 40 d.C. Algunos investigadores especulan que la unidad pudo haber estado presente durante las Guerras Cántabras (29-19 a.C.) o entre los años 6 y 9 d.C., cuando el Imperio Romano redistribuyó sus tropas.
La cercanía de Fuente Encalada al campamento de la Legión X Gemina en Petavonium sugiere que el Ala Augusta podría haber estado acantonada cerca de legiones permanentes o incluso compartir espacio con ellas. Esto abre nuevas vías para revisar la organización y distribución de las tropas auxiliares en la provincia de Hispania Citerior.
El impacto de este hallazgo es significativo. No solo confirma la presencia de ciudadanos romanos en unidades auxiliares antes de lo que se pensaba, sino que también permite reconstruir la movilidad del Exercitus Hispanicus durante el periodo julio-claudio. Además, proporciona información sobre la ubicación y acantonamiento del Ala Augusta y su relación con otras legiones, revelando que los movimientos de tropas eran más flexibles de lo que la historiografía tradicional había documentado.
La lápida, con su cognomen incompleto que sugiere un origen céltico, se convierte en un documento fundamental para estudiar la distribución de soldados auxiliares y la integración de ciudadanos romanos en Hispania desde el siglo I d.C. Este descubrimiento no solo aporta una nueva perspectiva a la historia militar romana en la Península Ibérica, sino que también invita a repensar la interacción y adaptación de las culturas en una época de expansión y dominio.